"Poned una silla y un plato vacío": estos son algunos de los consejos para sobrellevar una triste y solitaria "Navidumbre"

Madrid

En 1843, el escritor inglés Charles Dickens publicó la novela corta 'Cuento de Navidad'. Un viejo gruñón y desencantado como es Ebenezer Scrooge, su protagonistas, representa la antítesis emocional de estas fiestas. Inmerso en un mal humor constante, ya no cree en la solidaridad y ha olvidado qué era el cariño. En sus paseos hasta su negocio no devuelve ningún saludo, pues solo piensa en el dinero. No solo rechaza y desprecia la invitación de su sobrino para cenar, sino que obliga a su empleado a permanecer hasta bien tarde en un día familiar.

Pero todo cambia con la visita de los tres espíritus. El espectro de las navidades pasadas lo acompaña en un viaje por su infancia y juventud, cuando vivía junto a su hermana a la que tanto quería. El espíritu de las navidades presentes le traslada a la casa de su empleado, donde celebraban las fiestas pese a ser pobres y la enfermedad de su hijo. La última noche, el fantasma de las navidades futuras le muestra su propia muerte y cómo su legado lo mal venden en un pequeño mercadillo. Es entonces cuando se cura de la "navidumbre".

Este término lo acaba de acuñar el psiquiatra Jesús de la Gándara. Explica que la "navidumbre" define un dolencia psicológica y emocional. Lejos de ser una patología, aparece durante estas festividades, cuando la pérdida o ausencia de algún ser querido llena de tristeza un periodo familiar marcado por la felicidad del reencuentro. "Pienso en la silla vacía, cuando era pequeño mi padre decía que siempre había que ponerla junto a un plato". Estos son algunos de sus consejos para levantar el ánimo durante la Navidad.

Su padre recurría a esta técnica para "que la persona que faltaba estuviera presente". La periodicidad propicia que estos recuerdos negativos se repitan, pero el psiquiatra insta a aplicar técnicas como estas. "Los seres humanos somos ritualistas y simbólicos, los día de liturgias nos protegen de las costumbres diarias", matiza el experto. Explica que hay que transformar esa negatividad. Un sentimiento para nada extraño, pues "si no fuera importante", recuerda, "no te iba a doler". "Es importante para tu emoción", detalla.

Familia y pérdidas

De la Gándara explica que las consultas aumentan a medida que se acercan estas fechas tan señaladas. De hecho expone un caso en concreto para explicar una práctica que puede ayudar a quienes son víctimas de la "navidumbre". "Una mujer me ha dicho que no puede viajar a ver a su hijo a Estados Unidos porque se encuentra con depresión desde que quedó viuda", relata. Pues le ha recomendado que continúe con el ritual, que "corte un turrón, que pusiera unas luces y que celebrara la Navidad". Hace poco lo ha llamado desde el Aeropuerto de Barajas para decirle que "se iba a EEUU".

Los oyentes de 'La Ventana' nos han contado cómo pasarán estas Navidades. Lola, de Zaragoza, se declara una fan absoluta de la Navidad. "Me gusta reunirme con la familia y amigos, pero tiene momentos tristes", asegura. Además de ese síndrome de la silla vacía, supone una "montaña rusa", ya que "todo un año se concentra en dos semanas". Por su parte, Cristina, una oyente de Jérez, considera que no es igual sin niños en la familia: "Se me hacen un poco largas, hay que hacer muchas cosas y conlleva mucho trabajo", detalla.

Para María es la "época más importante del año". Vive en Barcelona, pero es asturiana. Pasará la primera parte de la Navidad en Pamplona, la ciudad de su marido. Pero en fin de año ya estará con sus seis hermanos y los 18 nietos que conforman la familia. "No podemos llegar a mesa puesta, todos nos ayudamos, vienen los hermanos de distintos lugares del mundo", explica. Isaac, de Bilbao, ha recuperado la ilusión "gracias a un crío", ya no son fechas de trabajo, sino de "buscar decoraciones". Mientras que para Salva serán unas fechas tristes ya que hace una semana que no está su suegra.

Navidad sin niños

Ana, de Madrid, tendrá una misión especial. Trabaja en el sector de la teleasistencia, y se corona como un apoyo fundamental de aquellas personas ancianas que no tienen compañía. "La gente quiere hablar un poquito, hay patologías que no curan las pastillas, lo hace la escucha activa para promover un cambio de actitud para que pueda disfrutar de estas vacaciones", concreta.

Por último, el psiquiatra detalla que las personas que no tienen esa fortuna de tener niños "deben recuperar esas costumbres de cuando eran niños", puesto que "cuando te rodeas de ellos vuelves a la infancia". Así mismo explica que se puede rehuir de la publicidad invasiva, pero que jamás se debe renunciar a las fiestas y ceremonias. "Los rituales son nuestros, lo digo como persona y psiquiatra, yo la perdí cuando mis hijos se fueron de casa, pero si no me vuelvo una persona triste", culmina.