La izquierda no tiene quien la zurza

Barcelona

Antes de saber que había derecha e izquierda, supe que había mínimo común múltipo y máximo común denominador, bueno, el último ya no se llama así. Pero tampoco hoy la derecha se llama derecha. En vez de derecha, se dice popular, centro moderado... Y, por su parte, la izquierda prefiere ponerse nombres que no lleven la palabra izquierda. Esto es así porque hemos aceptado que ya no hay derechas ni izquierdas. O más bien, porque creemos que ver el mundo bajo el prisma de derechas e izquierdas se ha quedado obsoleto. De ahí que se use tanto el término progresista, pues es reversible. Mucha gente de derechas considera que su opción resulta la más progresista de todas, y la prueba de ello es que nunca dejan de progresar, pase lo que pase. La primera vez que oí la palabra reversible fue aplicada a un chubasquero. Tiendo al consumismo. Yo nací (perdonadme) en la edad de la escalera mecánica. Antiguamente, cuando había derechas e izquierdas, los pobres llevaban ropa reversible a fuerza de darle la vuelta para aprovecharla. Se zurcía más. Ahora no es que no se hable de izquierdas porque ya no hay pobres, sino que se ha pensado que eliminando la palabra izquierda dejaremos de verlos. Las palabras no crean la realidad, sino que la muestran. Por eso las cambiamos y escondemos tanto. Para mostrar otras realidades. Pero la realidad sólo tiene un lado, el de los que pierden. Cuando caen en desuso palabras como zurcir, ¿quién va a usar otras, como izquierda? Lo real se crea con nuestros actos. Cuando era chaval, lo más parecido al mínimo común múltiplo era el salario mínimo interprofesional. La llamemos como la llamemos, a la izquierda de la izquierda no hay más izquierda, solo un puñado de comentaristas sentando cátedra sobre cómo tendría que ser la izquierda real, y no la que existe.