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Los objetores rusos relatan su miedo: "Podría enfrentarme a 10 años de cárcel por ayudar a mi gente a no ser reclutada"

La Cadena SER entrevista a dos exiliados rusos que esperan conseguir asilo en España. Abandonaron su país por miedo a ser reclutados y por la amenaza de ser encerrados por desertar

Los objetores rusos relatan su miedo: “Podría enfrentarme a 10 años de cárcel por ayudar a mi gente a no ser reclutada”

Los objetores rusos relatan su miedo: “Podría enfrentarme a 10 años de cárcel por ayudar a mi gente a no ser reclutada”

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Su nombre aquí en España es William, "más fácil de pronunciar y más conocido aquí", nos cuenta este joven ruso de 25 años desde una cafetería del corazón financiero de Madrid. Pero su nombre real es otro. Se llama Vilen Demin. Y está perseguido por ser, desde 2018, el coordinador del movimiento de objetores de conciencia del servicio militar en Rusia. Escapó de Rusia y ahora vive en Madrid, junto a su pareja. No trabaja porque aún no ha conseguido el permiso. Vive del dinero que envían los padres de su novio, con el que logró huir. Una larga barba recortada esconde un rostro serio, preocupado, el miedo que vivió en su país se mezcla con la resignación de no poder seguir plantando cara a Putin.

Desde que dejó Rusia sigue en contacto con los compañeros que se quedaron allí dispuestos a continuar con su activismo. Echa de menos estar allí, "a mis amigos, a mi familia…". Aquí en Madrid ha tenido la oportunidad de charlar con ucranianos, con los que comparte la necesidad de poner fin a esta masacre, espera que la invasión rusa termine "con Ucrania recuperando su territorio, con unas elecciones justas en Rusia y con la liberación de los presos políticos". Desde que llegó a España es muy consciente de que necesita ayuda psicológica, "esto es muy duro", está pendiente de que sea valorado por el equipo de Cruz Roja para que entre dentro del programa de acogida.

Su activismo comenzó en 2016 cuando intentaron obligarle a hacer la mili, desde entonces lucha para acabar con el reclutamiento forzado, hace poco viajó a Finlandia para participar en unas misiones de paz junto a activistas de Ucrania y Suecia. Su día a día es anodino, vive en calma, conectado a un chat de rusos que viven en Madrid “que están en contra de la guerra” y es ahí donde comparten su rabia.

Pregunta: ¿Por qué decidiste escapar de Rusia?

Respuesta: "Decidí irme de Rusia cuando comenzó la guerra, sabía que las represiones se intensificarían en Rusia. Y así fue, en primavera se aprobó una ley según la cual cualquier persona que difundiese información contraria al régimen sería detenida, también si consideran que esa información contradice la posición de las autoridades, si hablamos de la guerra, si hacemos manifestaciones en contra de la posición del Ministerio de Defensa, si consideran que esa información es falsa… Por cualquiera de esos motivos podemos ser detenidos, encerrados en la cárcel y enfrentarnos a un procedimiento penal. En mi caso, solo por ser el coordinador del movimiento de objetores de conciencia de Rusia podría enfrentarme hasta 10 años de prisión acusado de distribuir información falsa".

P: En 2016 iniciaste tu activismo antimilitarista, todo comenzó cuando trataron de reclutarte para hacer la mili, ¿ahora mismo, por qué te podrían perseguir?

R: "Me persiguen porque estoy en contra de la guerra, porque soy antimilitarista, porque ayudo a la gente a no ser reclutada para ir a la guerra. Solo por esto me pueden perseguir en Rusia. Soy un activista político. Estoy en contra de Putin. Desde 2017 peleo para que Putin se vaya".

P: Escapaste en junio, antes de la movilización de civiles ordenada por Putin para enviar más tropas a Ucrania, ¿qué habría ocurrido contigo si te hubieses quedado en Rusia?

R: "No puedo decir con certeza qué me habría osado si me hubiera quedado en Rusia. Puedo sospechar que no me dejarían en paz. Hago ese razonamiento porque ya intentaron piratearme mi cuenta desde Rusia a principios de la movilización, obviamente detrás de esos hackeos están las fuerzas de seguridad rusas, básicamente porque la geolocalización de los piratas estaba en Rusia. También supe recientemente que en octubre de este año la policía me estaba buscando en mi ciudad natal. Preguntaron a mis padres por mí. No solo me buscaban para hablar sino para intimidarme con casos criminales por mi papel como activista".

P: ¿Cómo lograste huir de Rusia?

R: "No me resultó tan difícil escapar de Rusia como lo fue para la gente después del inicio de la movilización de civiles -se activó en septiembre-, solicité un visado español justo en el momento en que los diplomáticos españoles fueron expulsados de Rusia. Contacté al cónsul honorario de España, después tuve que irme a Moscú para presentar documentos porque yo vivía en Krasnodar, tenía que resolverlo rápido porque tenía miedo de que viniesen a buscarme, si no lo harían hoy, vendrían mañana. En Krasnodar los vuelos están cerrados debido a la guerra. Por eso cogí un tren a Sochi, luego un avión para volar a Armenia, después a Polonia y desde allí hasta Madrid. Al final lo conseguimos, mi novio y yo recibimos las visas y el 12 de junio, el día de Rusia, volamos lejos de nuestro país".

P: Hay muchos desertores rusos que huyen a otros países, se calcula que han escapado ya 700.000 personas desde el inicio de la invasión, cerca de 100.000 están en Georgia, el resto han escapado a Turquía, Kazajstán o Finlandia. En tu caso, ¿por qué elegiste España?

R: "Elegí España como destino porque está lejos de Rusia, primero, segundo, me parece que hay menos oficiales de las Fuerzas de Seguridad Rusas (FSB) o agentes que trabajan en secreto para el FSB, y además, aquí no hay homofobia, y si la hay, es muy pequeña a diferencia de Rusia".

P: No hablas inglés, tampoco español, ¿cómo fue vuestra llegada a Madrid?

R: "Nos recibió una mujer española, que no habla ruso, pero nos apoyó en los momentos más difíciles, nos ayudó a venir a España. Nos recogió en el aeropuerto y nos acogió en su apartamento. Actualmente vivimos con ella y por eso le agradecemos mucho".

P: Aún no tienes el estatuto de refugiado, ¿en qué punto están esas gestiones?

R: "El problema más difícil en España probablemente fue conseguir un permiso de asilo porque hay muchos retrasos. Logramos conseguir la protección internacional a través de un abogado casi 5 meses después de llegar a España. Desafortunadamente hasta dentro de seis meses no tendré permiso de trabajo, aunque llegué aquí en junio. Este es probablemente el problema más importante que me encontré en España".

"La Oficina de Reclutamiento vino a buscarme, entonces huí"

La Cadena SER también ha hablado con Artem Kolchin, otro joven de 29 años, que acaba de llegar a España tras escapar de la movilización de civiles ordenada por Vladimir Putin. “Salí por mi rechazo a participar en una guerra criminal desatada por las altas esferas del poder en la Federación Rusa, también salí porque me amenaza la ley sobre propaganda LGBTI, que fue adoptada por la Duma. Puedo ser perseguido por ser Gay. Yo soy homosexual, todos mis amigos cercanos y mi familia lo saben. Es posible que ese acoso llegase tras revisar mis publicaciones de Instagram”, relata a la SER.

Desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania, 464 ciudadanos rusos han pedido protección internacional en nuestro país, según avanzó la Cadena SER, casi la mitad de ellos, desertores. En el caso de este joven ruso aún no ha iniciado los trámites para pedir asilo. Huyó porque le llamaron para ser reclutado en el ejército “para enviarme a la zona de guerra en Ucrania”, asegura. De hecho, “el personal militar de la oficina de registro y alistamiento militar ya vinieron a por mí. Si me hubiera quedado en casa, lo más probable es que hubiera desaparecido, tendría que esconderme. Lo que significaría trabajar extraoficialmente, no podría comunicarme, no podría usar un teléfono con una tarjeta SIM registrada a mi nombre, tendría que vivir en otra ciudad. Tarde o temprano me habrían descubierto y entonces me abrirían un procedimiento penal contra mí por desertar, por evadirme del ejército”, añade.

En el caso de Artem salió de Rusia a través de la frontera con Finlandia el 29 de septiembre, después de ser interrogado por dos guardias fronterizos. “Viví una semana en Finlandia, una semana en Madeira, tres semanas en las Azores. Entonces decidí ir a Israel para conocer el país y encontrar trabajo. Fui deportado de Israel a mi llegada, alegando que entré irregularmente. Entonces fui deportado a Madrid. Perdieron mi equipaje, así que por ahora estoy sin cosas. Estoy tratando de encontrar alojamiento asequible en albergues hasta que obtenga el estatus de refugiado. Compro productos económicos, camino por la ciudad, estudio el país y el idioma”.

Javier Bañuelos

Javier Bañuelos

Redactor Jefe en la Cadena SER responsable de la información sobre Interior y Defensa. Antes trabajé...

 
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