El dinero de la vergüenza: los 300.000 millones para el Mundial de Qatar 2022

Nunca un país había gastado tanto dinero en organizar un Mundial de Fútbol. Se estima que Qatar ha invertido 17 veces más que Rusia en 2018. En total, ha destinado más de 300.000 millones durante los últimos 12 años en levantar de la nada un evento que confía sirva de palanca para construir un nuevo modelo de país. En todo caso, la historia demuestra que el agujero financiero de este tipo de eventos es demoledor. ¿Gana Qatar? ¿Pierde el poder democratizador del fútbol? Lo analizamos con el experto en economía del deporte y profesor en la UPF, Josep María Raya

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Redacción

Cadena SER21/11/2022 - 19:45 UTC

Madrid

'Qatar National Vision 2030'. Es el nombre del plan económico y político que, con el Mundial de Fútbol 2022 como eje vertebrador y con un presupuesto de más de 300.000 millones, Qatar pretende usar para conseguir un nuevo modelo económico diversificado y que coloque el país como un polo innovador en la organización de eventos en todo el mundo. El doble objetivo, dar un giro de 180º a una economía que ahora depende en un 90% del petróleo y abrirse a todo el planeta.

La inversión de Qatar supera en más de un 65% su Producto Interior Bruto. Es decir, el país va a confiar todo lo que su economía genera en un año a la organización de un evento que dura a penas un mes y que espera sirva como palanca para reconvertir su modelo de país, pero sobre todo su esquema económico.

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Aún así, los ingresos que de momento asegura ascienden hasta los 17.000 millones. Es decir, el agujero financiero que queda sobre las cuentas del país es más que significativo. "Las cifras de gasto son descomunales, estamos hablando de 17 veces más que en el mundial de Rusia o Brasil, que a su vez ya eran 3 veces más que Sudáfrica, que ya era a su vez el doble de lo que gastó Alemania. Es imposible que eso se pueda compensar por turismo, comercio o transporte. Pensar eso está fuera de todo lugar", explica en Hora 25 de los negocios el profesor de la Universidad Pompeu Fabra y experto en economía del deporte, Josep María Raya.

Qatar ha destinado 6.500 millones solo en construir siete nuevos estadios; cifra que se queda pequeña si, aunque sin datos oficiales, intentamos imaginar cuánto ha invertido en levantar Lusail, una nueva ciudad-isla que albergará la final de la Copa del Mundo y que aspira a alcanzar los 200.000 habitantes en el futuro.

Según Raya todo este derroche se justifica "en algún punto de ego". "Son países a los que les interesa mucho aparecer como organizadores de eventos como éste por el poder que da delante de los medios, de los ciudadanos y de cara al futuro", añade.

"Quien haya visitado Qatar, sabe que el interés por el fútbol allí es muy pequeño"

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La historia de un uso político

El de Qatar no es ni mucho menos el único caso de países que gastan enormes cantidades de dinero en organizar grandes eventos deportivos para blanquear su imagen. Ya antes de la II Guerra Mundial, por ejemplo, la Alemania de Hitler organizó la copa del mundo con fines propagandísticos.

Algo similar observamos en 1978 cuando la Argentina autoritaria de Rafael Videla usó fastuosas cantidades de dinero para tratar de utilizar el fútbol como vehículo de lavado de imagen. Más reciente es el caso de China, con los Juegos Olímpicos de 2008 y las Olimpiadas de invierno en 2022.

"Hay mucho dinero que se va fuera de los organizadores. Cada vez estos eventos se irán a países que no miran tanto el dinero -es muy complicado compensar la inversión-, sino a los que les sirve por el servicio político o blanqueo de imagen que consiguen a medio y largo plazo", añade Raya.

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