El fútbol hace mucho que dejó de ser un deporte

Este fin de semana empieza el Mundial de Qatar. No hace falta que les diga cómo es el régimen catarí, cómo cercena todas las libertades y cómo vulnera sistemáticamente los derechos humanos. Pero en una campaña de lavado de imagen, que el fútbol profesional le ha comprado, muchísimo dinero mediante, va a acoger uno de los acontecimientos deportivos más importantes del planeta. Y aquí no pasa nada.

Que, según el diario 'The Guardian', en la construcción de los estadios que acogerán el Mundial hayan muerto 6.500 trabajadores inmigrantes, pues no pasa nada. ¿Que la homosexualidad está penada con cárcel? Pues no pasa nada. ¿Que el sexo fuera del matrimonio es delito? Pues no pasa nada. ¿Que las mujeres no puedan hacer nada sin el consentimiento o la compañía del marido? Pues no pasa nada. ¿Que sigue existiendo la pena de muerte? Pues no pasa nada. Es política, como diría Luis Enrique o la mayoría de los protagonistas deportivos del mundial, a mí no me pregunten. No, no es política, se trata de derechos humanos y cualquiera, aunque se gane la vida con un balón de fútbol y tenga tanto dinero que no necesite preocuparse por nada más, debería sentirse interpelado por ello.

Son pocas, muy pocas las excepciones de pronunciamientos o anuncios de acciones concretas de protesta durante la celebración de la competición. Y entre estas excepciones no está la Selección Española de Fútbol, ni la parte deportiva, ni la parte de los despachos. Pero claro, cómo nos va a sorprender esto si en España juega la Supercopa de España en Arabia Saudí, otro país donde la democracia es inexistente, o hay equipos de futbol que han lucido en sus camisetas publicidad también de alguno de estos países.

Ya hace mucho que no nos sorprende casi nada que tenga ver con el fútbol profesional. Desde que dejó de ser un deporte y se convirtió en negocio más que suculento para unos cuantos. Todo con la connivencia de algunos aficionados, que lo perdonan todo, desde el fraude fiscal cometido por los jugadores de sus equipos o las denuncias por agresiones machistas de otros. En el fútbol nunca pasa nada. Así que se celebre el Mundial en Qatar forma parte, evidentemente, de su lógica. Deben estar extrañados de que a nosotros nos extrañe.

Quizá algún día tendremos que dejar de llamar fútbol al fútbol y empezar a llamarlo de otra manera.