Niñas prostituidas por medio euro en Sierra Leona
Cientos de niñas “huérfanas del ébola” se ven obligadas a prostituirse para sobrevivir
Venderse para comer
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La epidemia de ébola que sufrió Sierra Leona hace 8 años dejó huérfanas a cientos de niñas, muchas de las cuales se vieron obligadas a prostituirse para sobrevivir. Haciendo un recorrido por las calles de Freetown, la capital, es habitual ver niños durmiendo sin techo y niñas ejerciendo la prostitución, sometidas a todo tipo de abusos.
Su situación desesperada está recogida en el documental ‘Love’ de Misiones Salesianas que dirige Raúl de la Fuente. Entre los testimonios que deja su narrador, el misionero Jorge Crisafuli, una frase demoledora: en Sierra Leona “se respeta más a un perro que a una niña”.
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Estas menores están expuestas a la violencia, abusos sexuales y de drogas, cuenta la película. “Algunas tenían varias enfermedades, por ejemplo, eran seropositivas y tenían al mismo tiempo sífilis, gonorrea, tuberculosis... Muchas niñas nos han dicho que a veces han ido al hospital, no tenían los 15.000 leones para pagar en la entrada y las han echado”.
Crisafuli lleva años ayudando a estas niñas. En 2016, los salesianos iniciaron un programa para rescatarlas de las calles, más de 940 niñas y adolescentes han pasado ya por Don Bosco Fambul (familia). Recuerda a una de ellas, de unos 14, años que encontró en la calle. “Me dijo que su sueño era ser enfermera y que era huérfana del ébola, había quedado a cargo de la familia y tenía que prostituirse para darle de comer a los hermanos y para pagar las cuotas de escuela”. Su caso le abrió los ojos sobre las necesidades de las menores.
Ahora en el hogar acogen a niñas de unos once a trece años, pero encontraron a una incluso de nueve. Empezaron a prostituirse desde los diez años “sin saber los peligros que implica, las enfermedades de transmisión sexual”. Cobran el equivalente a medio euro por “un contacto con protección”, el doble si no la usan, “por eso ellas prefieren hacer un poco más de dinero y tener sexo sin protección por medio euro más, y ahí empiezan los graves problemas de salud”, explica el misionero. “El 100% de las niñas que hemos sacado de las calles tienen enfermedades de transmisión sexual”.
En Don Bosco no solo las sacan de las calles, les dan un hogar y una “experiencia de familia”, dice Jorge Crisafuli, las educan y ayudan a reconstruir sus vidas con esperanza. Pero para llegar a eso primero deben restaurar su confianza en la humanidad. “Al principio ven a la sociedad como negativa, como una amenaza, y a la policía, porque las agarran en la calle, les quitan el poco dinero que han hecho o las llevan a la estación de policía y ahí intercambian libertad por sexo, y desconfían de los hombres que las usan, las abusan y las descartan”.
Llegan con traumas profundos por los abusos que han sufrido, por eso, insiste el misionero, “lo importante es que ellas tengan una razón por la cual deciden cambiar”.
Se calcula que cada año un millón de menores, la mayoría niñas, ingresa en el mercado de la prostitución infantil. El sueño de quienes trabajan en el proyecto de Don Bosco es ahora influenciar en la política, que se cambien las leyes, que no se considere a estas niñas como como criminales, sino a quienes abusan de ellas, y lograr que el Gobierno vele por que tengan una familia, un hogar, acceso a la educación y a la salud.
Desde la organización hacen un acompañamiento judicial a las víctimas con el que han logrado que las autoridades, proxenetas y hombres que abusan de las niñas empiecen a temer las consecuencias de sus crímenes.