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Cormac McCarthy vuelve dieciséis años después con una novela doble

Es uno de los acontecimientos literarios de la temporada, el retorno del autor de ‘La carretera’ en una doble novela que teje un universo de culpa en 'El Pasajero/Stella Maris'

The writer Cormac McCarthy (USA), Santa Fe, New Mexico, August 12, 2014. Photograph © Beowulf Sheehan beowulf@beowulfsheehan.com / Beowulf Sheehan

Tras 16 años de silencio desde la La carretera, novela de tintes apocalípticos que llegó al cine con Viggo Mortensen, el escritor Cormac McCarthy, uno de los más misteriosos de Estados Unidos, con permiso de Thomas Pynchon, vuelve a publicar y lo hace por partida doble, un proyecto que aúna dos novelas, El Pasajero y Stella Maris, en las que vuelve a las obsesiones de toda su obra. La obra se ha vendido hasta la fecha a 48 países de todo el mundo.

Las novelas, ambientadas con ocho años de diferencia, narran la gran historia de los hermanos Bobby y Alicia Western. Dos obras independientes pero profundamente interconectadas, se enmarcan en el relevante papel que en los últimos años ha jugado la ciencia en la vida, algo que cobra más relevancia después de la pandemia.

El autor lleva décadas ofreciendo una visión despiadada y feroz de su país en novelas como la Trilogía de la frontera, Meridiano de sangre, No es país para viejos o La carretera. En ellas ha mostrado la relación entre la crueldad y la violencia con la naturaleza y el carácter del individuo. En su obra hay influencias de Faulkner, de Dostoyevski y de Melville, que vuelven en esta novela que se lee a dos tiempos y que conforma un retrato completo de las miserias de la América de hoy.

Narrada a través de las transcripciones de las sesiones psiquiátricas, Stella Maris es casi una investigación filosófica que cuestiona nuestras nociones de Dios, la verdad, la cordura y la existencia misma, un relato sobre el dolor y la nostalgia. Mientras que El pasajero es la historia de un buzo de salvamento, atormentado por la pérdida, temeroso de las profundidades acuáticas, perseguido por una conspiración que va más allá de su comprensión, y anheloso de una muerte que no puede reconciliar con Dios.

En este momento de cambio climático, de crisis económica y social, el escritor aborda la cuestión existencial en sus novelas, sin dejar de lado la ciencia, la matemática, la física y la filosofía, propone una historia de amor que nos lleva a cuestionar la existencia de Dios. Ambas novelas están conectadas entre sí. Y cuentan la historia de amor entre dos hermanos, los Western, obsesionados con su pasado: su padre era físico y contribuyó a desarrollar la bomba atómica.

Autor de obras, que han llegado al cine como Todos los caballos bellos, La carretera o No es país para viejos, esta última con cuatro Oscar a sus espaldas, el escritor nació en el seno de una familia acomodada, pero desde niño tuvo claro que no seguiría con la tradición familiar, la de llegar un prestigioso bufete de abogados. Fue en su etapa en el ejército cuando comenzó a leer compulsivamente y de ahí a dedicarse a la escritura, una labor que logró desempeñar con estrecheces económicas y gracias a varias becas que le permitieron viajar a Europa. Recaló en Ibiza en los sesenta, por ejemplo.

Ahora que mostramos extrema sensibilidad hacia la salud mental y sus estragos en al sociedad capitalista de nuestros días, McCarthy indaga en ello, en cómo esa inestabilidad mental afecta a cómo percibimos la realidad, a través del personaje de Alice, la protagonista de Stella Maris, que ingresa voluntariamente en un centro ante sus alucinaciones. ¿Estamos solos o hay aluna fuerza superior que nos dirige?, se pregunta el autor que alude también a cuestiones históricas. Por ejemplo, aparece el Proyecto Manhattan, ya que el padre de los protagonistas, estos dos hermanos, un físico que trabajó en este proyecto, fue testigo presencial del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima. Esa trama permite introducir debates sobre la culpa y la justificación de los científicos, de los individuos de una sociedad. Cormac McCarthy profundiza en uno de los temas más significativos de la literatura americana contemporánea como es la indefensión del individuo ante quienes operan en las sombras.

"Los científicos suponen una mucha mejor compañía que los escritores", dijo en una de sus escasísimas apariciones públicas este escritor, que también firmó un guion, el de El consejero, la película de Ridley Scott, y un tratado científico, sin tener conocimiento de la ciencia. Nos referimos a The Keluké Problem, dediado al inconsciente humano y al origen del lenguaje. Ha ejercido, además, de corrector de pruebas para libros de física, y se ha prestado a ofrecer consejos para la redacción de artículos científicos a la revista Nature. Aquí, en esta novela doble, vuelve a esa inquietud, la de la ciencia. La violencia subyace de fondo, en la historia de estos dos personajes, pero no es el tema central, como sí lo ha sido en el resto de sus novelas. Es como si se fusionara su trabajo en uno de los centros de los que es patrono, el Santa Fe Institute, ubicado cerca de donde vive, en un lugar apartado de todo en Nuevo México.

Desde hace tiempo, la mesa de trabajo de McCarthy se encuentra en un despacho del Santa Fe Institute, un centro de investigación multidisciplinar volcado en el estudio de sistemas complejos adaptativos que fue fundado por el Premio Nobel de Física Murray GellMann. La elección del enclave denota un enorme interés por la física y las matemáticas que ha ido trasladando a sus escritos.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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