Ocio y cultura

Los marcos de 'Las Majas' de Goya en El Prado, protagonistas involuntarios

"La mirada se tiene que ir a la pintura, aunque el marco lo haya hecho el mejor ebanista"

"El mejor marco nunca puede hacer sombra: la obra es lo más importante"

"El mejor marco nunca puede hacer sombra: la obra es lo más importante"

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Madrid

La impactante imagen de las dos activistas climáticas en el Museo del Prado que habían unido sus manos con pegamento a los marcos de "La maja vestida" y "La maja desnuda" de Francisco de Goya, supuso para muchos una sensación de alivio al comprobar que esta vez no lanzaron pintura o tomate contra el lienzo, aunque estuviera protegido por un cristal. Pero los marcos, que siempre acompañan a las obras, también forman parte de la Historia del arte como bien a proteger.

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Según la primera inspección realizada a las obras, los lienzos no han sufrido daños, pero sí sus marcos, especialmente el de "La maja desnuda". Carlos García Navarro, comisario del Museo de El Prado, técnico de conservación experto en pintura del XIX destaca el valor histórico de estos dos marcos a los que estas dos activistas pegaron sus manos. Pertenecen a una serie de marcos fernandinos que se instalaron durante la dirección del pintor José Villegas, entre 1902 y 1912 perfectamente "integrados" en la imagen de las pinturas.

Los marcos nunca deben desviar la atención, la obra es el centro, explica María Jofre, restauradora del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, mientras trabaja en la restauración del marco de una obra de Fra Angelico de Fiesole (1395-1455). "El marco acompaña a la pintura, la protege y embellece". En esta ocasión "un marco de estilo tabernáculo, hecho de piezas ensambladas que se han ido claveteando para dar este resultado".

Al final el marco es el que más sufre, "el que más daños tiene por traslados, posibles golpes o porque acumule suciedad. "Eso hace que muchas de las obras no conserven los marcos originales". "Su restauración es como la de los cuadros, con el mismo cuidado y respeto", explica Susana Pérez, restauradora del mismo museo.

La elección de los marcos no siempre dependía de la voluntad del pintor. "En el Thyssen", continúa, "la mayoría son de época y están adaptados al estilo de la obra, busca realzarla". Otras veces se busca el contraste. "Aquí tenemos vanguardias rusas con marcos que no tienen nada que ver, que son contemporáneos". Pero el marco "no puede restar protagonismo al cuadro. La mirada se tiene que ir a la pintura, aunque el marco lo haya hecho el mejor ebanista".

 
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