Nuevos relatos sobre la maternidad, una auténtica ‘motomami’ y una preciosa fábula

Sevilla

Podría decirse que Sevilla es la capital del cine francés. Cuatro producciones gala han abierto la sección oficial de la 19ª edición del Festival de Cine Europeo. Cuatro propuestas radicalmente distintas que demuestran la potencia de la industria francesa y su capacidad para exportar obras. Rebecca Zlotowski ha sido la encargada de abrir el certamen con ‘Los hijos de otros’, una dramedia que protagoniza Virginie Efira, una de las actrices más solicitadas. La directora se adentra en el terreno de la maternidad en la mediana edad con una historia, como adelanta el título, sobre una profesora que se enamora de un hombre separado y empieza a cuidar y mantener una relación con la hija pequeña de éste.

“El origen del proyecto es un poco impúdico”, revelaba durante la rueda de prensa la realizadora de títulos como ‘Grand Central’. “Yo era una mujer de 40 años que no tenía hijos, criaba a los hijos del hombre con el que convivía y pensaba que era tarde para tener los míos. De modo que esta película, que inicialmente iba a ser el retrato de un hombre con impotencia, acabó siendo el retrato de una mujer abrumada por su reloj biológico. Un personaje que para mí era en cierto modo transgresivo, pues era el que yo misma veía en el espejo”, contaba Zlotowski mientras la protagonista asentía. "En todo momento me he sentido muy cercana a lo que cuenta la película. Sé lo que es compartir los hijos de tu pareja, y también lo que es tener un hijo de manera bastante tardía. Por eso me maravilló aún más la forma en que la película se pregunta acerca del momento en que se crean los vínculos, en qué momento se crea algo tan complejo como una familia”.

Todos esos temas están en la película de una manera ligera. ‘Los hijos de otros’ no es un drama afectado, la directora acierta en el tono al volcar todas esas cuestiones en una mujer enérgica y pasional que es combativa, seductora y comprensiva. La cinta le da la vuelta también a algunos clichés sobre la maternidad. Más allá de esa idea patriarcal de que una mujer no está completa si no es madre, la historia desmonta la imagen de la madrastra, la relación entre mujeres por un hombre o la presión de la edad. “Tal vez no hay muchas personas en la industria del cine que consideran que éste no es un tema importante, puede que incluso lo vean como un tema demasiado femenino en su sentido peyorativo, es decir, pequeño, doméstico, sin importancia, y creo que por eso otras mujeres a menudo se han autocensurado a la hora de hablar de la maternidad”, concluía Zlotowski citando de ejemplo la obra de Annie Ernaux, la nueva Premio Nobel de Literatura.

También habla de vínculos maternales, ausencias y miedos ‘Saint Omer’, la película de Alice Diop que ganó segundo premio en Venecia y Francia ha seleccionado como candidata a los Oscar. Lo hace desde un lugar más sinuoso y oscuro inspirándose en la historia real de una mujer de origen senegalés que abandonó a su bebé de 15 meses en la playa. La película se desarrolla en la sala de un tribunal donde la juzgan por el asesinato de su hija. “Hablamos mucho de ser vistos, de ser el foco de atención, no hablamos tanto del caso real y sí mucho más de la mitología de Medea. Una de las preguntas que se hace la película es cómo representar a la mujer infanticida, una mujer que mata a otra mujer, es un personaje impregnado de ese mito, no sabes si narra la realidad o es su imaginación en su propio camino a horror”, explicaba Guslagie Malanda, la actriz que da vida a esta mujer en la película.

La propuesta de Diop, empleando los puntos de vista de una escritora asistente al juicio y la subjetividad, va más allá del simplismo de inocente o culpable para explorar la relaciones maternales, el legado colonial, el sexismo y el clasismo en un relato esquivo y duro que pone a prueba al espectador. “A la prensa le fascinaba que fuera una mujer africana que hablaba bien, ahí ya había mucho clasismo, tampoco lo vincula a una desesperanza por una situación económica o marginal. Eso hubiera sido lo sencillo, lo fácil, pero Alice Diop se mueve en la ambigüedad, el personaje se escapa a todas esas cosas. El personaje se posiciona en contra, no soy como mi madre, no soy como otras, se sitúa en la alteridad”, remarca la intérprete de esta película que se abre con Marguerite Duras y su visión emancipadora de las víctimas y se cierra con la Medea de Pasolini.

Alice Diop es uno de los nuevos talentos del cine francés. Aunque había realizado trabajos documentales anteriormente, ‘Saint Omer’ se considera su ópera prima. Otro descubrimiento de esta nueva generación de cineastas es Lola Quivoron, que firma desde el extrarradio una obra furiosa y reivindicativa en ‘Rodeo’. La joven realizadora ya se había acercado al mundo del motocross urbano en sus cortometrajes y ahora coloca en el centro de la historia a una chica marginal que entra en ese universo masculinizado. Trapicheos, robos de motos y carreras para retratar a una juventud en ebullición que sobrevive en los suburbios. Algunos la han comparado con ‘Titane’ de Julia Ducournau por también difuminar el género en este escenario pero, salvo ciertos elementos soñados y fantásticos, hay un acercamiento más realista y visceral a una generación cuya forma de gritar es subidos a una moto. Quivoron citaba a Paul B. Preciado en la rueda de prensa a la hora de subvertir las categorías de lo masculino y lo femenino y defendía la dimensión política de la cinta.

La última producción francesa la firma un italiano. Pietro Marcello regresa a Sevilla tras ganar el Giraldillo de Oro con su anterior trabajo, la monumental ‘Martin Eden’. El cineasta adapta de forma libre el cuento ‘El velero rojo’, del Alexander Grin, en una preciosa fábula que, en este caso, indaga en el amor paterno filial. Un hombre que regresa de la guerra conoce a su hija recién nacida tras la muerte de su esposa. A partir de ahí va creciendo esta relación, gracias al uso de elipsis, en una historia que resuena en el presente. En ‘Scarlet (L’envol)’ se reivindica la bondad, el sentimiento de comunidad, “de familia alargada” decía el director citando a ‘Milagro en Milán’ de Vittorio de Sica, el empoderamiento femenino o la artesanía frente a un mundo en cambio. Marcello, uno de los grandes artesanos del cine moderno, ofrece una obra poética, como un hechizo que es cuento de hadas y de brujas, en la que su cuidado técnico nos regala imágenes bellísimas.