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Santiago Lorenzo: "Meloni y toda esa panda de deslavazados parecen que no han superado traumas de infancia"

Tras el éxito de 'Los asquerosos', el escritor publica 'Tostonazo', una novela donde indaga en el mundo del cine, en la España de provincias y en la política española actual

Santiago Lorenzo: "Meloni y toda esa panda de deslavazados parecen que no han superado traumas de infancia"

Santiago Lorenzo: "Meloni y toda esa panda de deslavazados parecen que no han superado traumas de infancia"

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Después del éxito de Los asquerosos, Santiago Lorenzo regresa con otra novela de título original y extravagante: Tostonazo, un libro que sobre esa gente que hace que todo sea más difícil, como ese productor de cine que jode un rodaje al protagonista, un joven con ilusión y amor por el cine. Lorenzo fue cineasta antes que escritor. Además de sus cortometrajes, rodó dos largos, Mamá es boba y Un buen día lo tiene cualquiera. Un día dejó el cine, los rodajes, los permisos y se fue a un pueblo pequeño, de esos de la llamada España vaciada, y se puso a escribir. En Tostonazo, Lorenzo indaga también en este resurgir de la extrema derecha y en esa gente que te da la lata hasta el aburrimiento.

¿ Qué tal en Madrid? ¿Cómo es eso de venir a la ciudad para ti? ¿Recargas pilas o te quita toda la energía?

Realmente es muy desconcertante. Es que, además, yo viví muchas décadas en Madrid y ya no hay ningún bar ni ninguna tienda que se llame como antes. Es muy desconcertante como efecto sinestésico, claro está. Es que hay mucha gente, más que antes. Si vives aquí, te parece que son menos, pero si no vives, te parece que ha doblado población. Es muy desconcertante. Y como todo lo que es desconcertante, es muy interesante.

Hablemos de Tostonazo. Lo que me llama la atención, en primer lugar, es el título. ¿Cuándo decides que se llamaría Tostonazo, antes de escribir, durante la escritura o una vez terminada la novela?

No, cuando terminas nunca. En el caso de Los Asquerosos fue precisamente así, el pensar qué bien vivir una novela que se titulara Los asquerosos y, a partir de ahí, te pones a pensarla. Aquí no llegué a tanto, pero es que hay palabras que son maravillosas. Tostonazo habla de gente que te mete la chapa y entonces nos funcionaba como un guante.

Vamos a empezar por la frase "Yo iba para alcohólico, pero me metí a trabajar en el cine", que dice el protagonista. Tú hace diez años dejaste precisamente el cine para escribir. Ahora te reencuentras con él en esta novela, ¿cómo ha sido ese encuentro?

Cuando estaba montando la segunda película que hice, decidí que lo iba a dejar y que me dedicaría a contar historias de otra forma. Sin tener que estar esperando a nadie, donde no hubiera que estar aguantando opiniones de gente a la que no le reconoces autoridad. Es maravilloso incorporar las opiniones de gente a quien sí se la reconoces, pero tener que estar incorporando opiniones de gente a la que no le concedes ese estatuto, eso era muy doloroso. Y no me daba la gana, no me daba la gana y cada vez me daba la gana menos. Suena muy movedizo y suena muy improbable, pero pensé que estaría bien empezar a contar historias de otra forma. Por ejemplo, escribiendo novelas. Me puse a ello y los guiones que tenía los transformé en novelas, porque tampoco me daba la gana quedarme sin hacerlos. Y se fueron publicando gracias a Blackie Books, la editorial de mis amores. Y aquí estamos.

Cerrando el círculo...

Sí, se cierra un poco el círculo cuando. De repente, yo escribo una novela que trata sobre cosas que vi en el cine, sobre las malas y sobre las buenas, porque en el cine pasaban cosas extraordinarias, haciéndolo. Viéndolo nos gusta a todos y, al que no le guste, que se lo haga mirar. La diferencia entre esta tarea y otra es que tú estás construyendo algo que, en definitiva, no va a tener siquiera una presencia física. Este es un libro que contiene lo que yo considero que sería cierto amor al cine y a mucha gente que uno conoció. Escribirlo ha valido para acordarse de la gente a la que uno amaba, gente que a uno le cayó peor, pero sobre todo a la gente que a uno le cayó mejor.

Aquí asistimos al rodaje de una película, Corolenda, "un rodaje mangoneado por un ignorante cínico que manda sobre todos". ¿Esto es la maldición de España?

Estoy seguro de que pasa en todos lados. Si volvemos a la ficción audiovisual, desde que vemos muchas series, cada vez tengo más claro que todos los países somos el mismo. A los americanos les da vergüenza las mismas cosas que a los de Canarias. Hay mucha más uniformidad entre las personas. Un día me dí cuenta de que el tipo nacional siempre es el mismo, un tipo que prefiere vaguear que trabajar, que le gusta el alcohol, pero que tiene buen corazón. Está Falstaff, está Pantagruel, estaría Sancho Panza y son todos el mismo: Homer Simpson, que es el protagonista de la serie que triunfa en todo el mundo durante durante décadas. Y no dejará de pasar, en la medida en que es muy posible que todos seamos Sixtos para otras personas. Igual el día que deja de pasar es porque la hemos palmado. Es importante pensar para quién eres tú un Sixto, en qué te pareces a los personajes negativos que ves en una novela o una película

Y frente a esos Sixtos (el productor en la novela), ¿quiénes serían o seríamos los meritorios?

Puedes ser Sixto y meritorio en el mismo día. En está en esta ficción que uno ha escrito, un meritorio sería un hombre de 18 años, que es la página en blanco, que salta a la vida sin saber muy bien dónde se mete, con unos problemas de alcoholismo, por cierto, que suponen unas piedras en el zapato. Meritorios seremos todos siempre. Procuras no ser Sixto, pero meritorios vamos a ser todos toda la vida, incluso para mucha gente a efectos laborales.

Has hablado del cine y de la autoridad en la novela. Dice el protagonista que no hay grandes regiones de libertad en el cine, en pocos sitios las hay. ¿Has encontrado más libertad en la escritura?

Yo en la escritura he encontrado la libertad, que no es que haga lo que me dé la gana, sino someterme al juicio de gente de la que me fío. Sí me ha pasado que, de repente, te encuentras con que estás haciendo realmente lo que te da la gana, eso ha tenido mucho que ver con el hecho de haber encontrado a Blackie Books. Yo no creo en la suerte, pero, por ahorrarnos explicaciones, ha sido la gran suerte dar con estos, con esta especie de italocatalanes, donde se ha colado uno de Portugalete. Es una gozada. Y actúas con la total libertad que te permite la cárcel de tus capacidades. Una de las razones por las que se llama Tostonazo es porque es el título que jamás te dejarían colocar en una ficción, en una novela ni en una película. No se habla mal de una novela, de una ficción, aunque sea de cachondeo. Nadie va a entender que se pueda utilizar una palabra negativa en un cartel de una película o en la portada de un libro. El principal motivo es que va de los tostonazos que te pueden meter y, en segundo lugar, que he podido permitirme el lujo de titular como jamás te habrían dejado hacerlo en ningún sitio.

¿Y eso de no saber quién manda, si el productor o el director, pasa en cualquier empresa?

Yo no he trabajado en muchas empresas, pero a mí me ocurrió. Yo era el director nominalmente, pero yo dejé el cine porque no lo sentía así. No vas a cambiar eso. Yo me he encontrado con gente con mucha más carrera en el cine que yo, que me contaban disgustados que habían hecho ganar mucho dinero a muchos productores y le seguían poniendo la pierna encima, imponiendo cosas. Yo creo incluso que hay gente que le da morbo que le pase y que le impongan las cosas. Estoy seguro de que pasa mucho lo de Eva al desnudo. A mucha gente le renta que el jefe le diga lo que tiene que hacer, porque luego cobra, pero va a festivales e igual folla algo. A mí no me interesa en absoluto, a mí me interesa hacer las cosas como creo que las hay que hacer. Idealismo de bobos, igual.

Se habla de hambrunas y sedunas que pasan los que trabajan en el sector. Y de otra generación que le dice a estos jóvenes "una guerra tendríais que pasar". ¿Son malcriadas estas nuevas generaciones o están pasando también sus hambrunas y sedunas?

Lo de tenéis que pasar una una guerra, lo dijo un profesor de filosofía en el año 1983 ante una clase de 30 alumnos y provocó un comentario que hizo mi hermano, que fue "y luego este nos deseará Feliz Navidad". Creo que esta generación que viene de ahora, que nació entre el 90 y el 95, vienen muy preparados académicamente, pero también anímicamente. Esta gente está viendo cosas muy dramáticas. Una crisis que no acaba, que concatena con otra. Una crisis sanitaria, económica... Los que nacimos en el 64, los problemas los buscábamos saliendo de noche. A estos los problemas les vienen de día, que es peor. Gran respeto por esta generación. Claro que no es comparable con la posguerra, pero están teniendo una preparación artillera, están sufriendo un salir a la vida totalmente accidentado.

El rodaje de Corolenda se traslada a Teruel, el símbolo de la España vacía. Hablábamos contigo precisamente hace justo tres años, en octubre de 2019, antes de que viniera todo lo que después vino. ¿Cómo lo has llevado, la pandemia en tu aldea, y se ha llenado mucho de mochufas tras la pandemia?

Pues hubo muy poca diferencia en cuanto a lo que era el aspecto de mi aldea antes o después de la pandemia. A efectos personales, yo no sé conducir y sí tuve problemas de abastecimiento de productos de alimentación. Fuera de eso, se parecía a lo de antes. Hay muchas veces que te da la impresión de que en sitios como en el que yo vivo, están en pandemia siempre. Y esa es la gracia que tienen. Sí se ha llenado de mochufas, mucha gente se va a ir a los pueblos sin más, porque surge así. Hay un proceso de mochufización donde yo vivo, pero tomo medidas. Les estoy agradecido, porque Los asquerosos me lo escribieron ellos y estuvo muy bien escribir ese libro y recoger las retribuciones. Ahora me han venido unos al lado que dan asco y tengo un plan de actuación.

Teruel, Ávila, Salamanca... ¿hay una reivindicación de la ciudad de provincias como hubo también en Mamá es boba?

No hace falta reivindicar nada. Yo me he sentido muy bien tratado en las ciudades en las que he vivido, también en las pequeñas y medianas. En Tostonazo hay gente que se pone a hacer películas pequeñas y se lo pasan bien. A mí me pasó eso mucho en Valladolid. El recuerdo de aquello es el de Tostonazo. Recuerdo mucho Palencia, donde rodamos Mamá es boba, era fantástico. En el Puente de Puentecillas, en el Salón de Isabel II. Son ciudades de las que se habla poco y, de aquello de lo que se habla poco, mola hablar siempre que te haya interesado. Me han interesado esas ciudades. Vas a Ávila y sabes que estas en un banco done puso el culo, no sé, Galdós.

Portada de 'Tostonazo', de Santiago Lorenzo / Blackie Books

'Los asquerosos' ha marcado mucho 'Tostonazo', vemos a gente escondida en un local aparentemente cerrado. La vida sexual del protagonista circunscrita al pajerío... ¿te ha cambiado mucho el éxito de ese libro?

No, no. Yo creía que no, pero pregunté a los demás y me han dicho que no. El autor es el mismo y sigue hablando de las mismas cosas, unos tíos escondidos en una antigua tienda de Ávila. Me gusta la gente que se esconde, tiene mucho más interés el que se esconde, que el que aparece en el ¡Hola! de los huevos. Me suene a que va a pasar algo.

Una de las cosas que me llamó la atención es ese permiso que hay que pedir para rodar dentro de la catedral de Teruel. Cuando leí el libro, casi coincidía con el escándalo del videoclip de C. Tangana y Nathy Peluso...

En el año 99, rodar en la Catedral de Toledo, porque fui a preguntar, costaba 500.000 pesetas. Cuando pasó lo del tío este que canta rap o lo que sea, me volví a acordar. Yo creo que son cosas organizadas. Que ya han rodado el vídeo y luego cuentan eso. Es como todo lo que pasa con Madonna. Soy escéptico en esta publicidad que se cuela en todos sitios. No sé quién es el Tangana ese. No me interesa nada y de la otra ni te cuento. Se exige pasta por rodar en cualquier sitio. Es mejor escribir novelas, que conseguir permisos para rodar.

Hay otro momento de la novela donde se dice "la gente es tonta, se subestima al público". ¿Crees que se subestima al oyente, al lector, al espectador?

La gente es tonta lo dice un personaje de la novela, no el protagonista. Yo creo que hay gente que es imbécil del culo. O sea, directamente. Lo que se sobrestima es su dinero. Hay una pasión loca por meter la mano en el bolsillo a la gente. Esto suena mal decirlo, pero hay una serie de personas que, según los parámetros de un test de inteligencia, para diferenciar un cuadrado de un círculo, pues son tontos del culo. Si el test se hiciera en torno a lo que es habilidades de conducción, yo nunca he sabido conducir, no tengo ningún problema en aceptar que yo soy tonto del culo, porque es que yo no sé ni dónde están los pedales. Yo estaría de acuerdo con un test para votar. El que no supiera decir cuatro provincias de Castilla y León, ya que vienen a votar por la Junta, pues a tu casa. Yo no tengo ningún inconveniente que a mí me prohíban conducir. Y si se hubiera echado para atrás a uno que dijo Logroño, Segovia y Ourense, pues igual no pasaban cosas tan feas como ver al vicepresidente de la Junta llamar imbécil a un compañero en el hemiciclo de Castilla y León.

En Tostonazo hay de nuevo un crudo panorama sociopolítico patrio. Encarnado en Pacomio: Amar a España sin conocer España. Patriotas de bandera, ignorantes e indolentes. Católicos convencidos blasfemando, un racista y a quien la democracia le sonaba a que la gente follaba ya ver por qué él no. (Como los íncel). Partidos con más bandera que programa, más proclama que sesera. "Un tostonazo de gente". ¿Te preocupa el auge del tostonazo?

En Tostonzo hay un crudo panorama sociopolítico, encarnado en Pacomio: amar España sin conocer España, patriotas de bandera, ignorantes e indolentes. Católicos convencidos que blasfeman, partidos con más bandera que programa, más proclama que sesera. ¿Te preocupa ese auge de estos tostonazos?

Sí, la verdad es que a mí sí. Yo vengo de una generación y yo me creí a David Bowie. Yo sí me creía a Elton John o si me creía a John Lennon. ¿Qué le voy a hacer? En vez de a Ignacio de Loyola o a Millán Astray. Vengo de la generación en la que me influyó mucho más Lorca que Pemán. De lo cual me siento orgullosísimo. Para que te influya Pemán tienes que ser un verdadero piernas. Vengo de una tradición cultural que repugna de Meloni o como se llame y de esa panda de desastrosos y deslavazados, que da la impresión de que no han superado traumas de infancia. Me preocupa menos entre los jóvenes, que siempre han llevado la contraria. Pero entre otros segmentos, que sí están convirtiendo su enfado en papeleta, me preocupa. Me preocupa mucho, me da pena lo está haciendo, porque están tirando piedras contra su propio tejado. Como todo lo que preocupa, me vale para escribir novelas.

Vuelvo a lo de subestimar al público. Tú eres muy selectivo con las palabras, usas un lenguaje rico. ¿Simplificamos hoy todo, en la cultura, para que sea más digerible? ¿Le masticamos todo demasiado al público, como decía Jesús Quintero, porque cada vez hay más analfabetos?

Cuando estamos hablando de cultura para analfabetos, siempre tenemos en la cabeza los mismos programas de las mismas cadenas, siempre tenemos la telebasura en cabeza y no son tantos. Miro el audímetros y son tres millones de personas, somos 47 millones. Se han ocupado mucho de decir que todo el mundo lo ve y no es casi nadie. Además, lo ve la gente de menos enjundia. Ya sé que queda fatal decir esto, pero la gente lo ve, va a importar menos cuando se mueran. A mí sí me gusta coger y utilizar este idiomazo. Me parece una gozada. Me he cortado más aquí, porque la cuenta un tío en primera persona, que era otro. Aunque no deja de ser un pedante como el autor. Es una suerte poder usar este idioma. Es como tener un presupuesto ilimitado en esta película, es lo que pasa con el castellano, no hay tope por arriba.

¿Has visto la adaptación al teatro de tu novela?

Sí, y me gusta. Es que lo que hicieron es fantástico. La adaptaron fantásticamente. Cuando vi la obra en el Teatro Español, me estaban haciendo gracia los chistes y pensé que era tonto, cómo me iban a hacer gracia mis chistes. En realidad me hacían gracia ellos, porque lo estaban haciendo de gloria. A Secun de la Rosa yo le conocí trabajando en un Seven Eleven en el verano del 91. Yo había acabado de estudiar y no sabía qué quería hacer, pero Secun sabía que quería ser actor. No teníamos un duro y pillamos ese curro. Trabajábamos en el de Moncloa, que era el peor. Ahí nos conocimos y luego hemos coincidido mucho. Estuvo en un par de cortos míos. Y el colmo fue cuando llegué a la aldea en la que vivo y el bar lo llevaban un señor y una señora. Y en el bar un cartel de un espectáculo de Secun que se llamaba Radio Lara. Me extrañó mucho y es que la señora era su madre. Es una historia preciosa.

 
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