El dedo con el que vota Casero
'La Mirada' de Diego San José
Alberto Casero es un milagro inexplicable que todos tendríamos que celebrar
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Madrid
Hoy tengo que pediros disculpas por una mirada que hice en febrero. Hace siete meses, aquí, me tomé a broma que el diputado popular Alberto Casero se equivocara con su voto y salvase la reforma laboral sin querer. El que se equivocó en febrero no fue él, fui yo. No supe ver que estábamos ante un político único. Y no me di cuenta hasta este jueves pasado, cuando Alberto Casero se volvió a equivocar y votó a favor de investigar a sus propios jefes. Ahí sí que lo tuve claro. Alberto Casero es un milagro inexplicable que todos tendríamos celebrar.
Porque al final, Alberto ha hecho tanto por mejorar este país que lo menos importante es que lo haya hecho sin querer. Casero se ha ganado un ascenso. Como mínimo, un Ministerio de los buenos. Lo que ya no está tan claro es si con el PP o con el PSOE.
El dedo con el que vota Casero debería ser conservado como el dedo del Santo Vicente para que la gente de izquierdas pueda peregrinar hasta él, hincarse de rodillas y darle las gracias por todo lo que ha logrado.
Alberto Casero tiene pinta de escuchar la COPE, por eso quiero darle los buenos días. Porque se habrá equivocado y habrá puesto La Ser. Alberto, quiero pedirte que nunca cambies, porque eres la última esperanza de que baje el precio de la luz en este país. La única manera de que las eléctricas empiecen a perder dinero es que, el día de mañana, cuando alguna te ofrezca una puerta giratoria y acabes en un consejo de administración, la líes votando en una junta de accionistas.
Pero que sea una eléctrica, Alberto, que como sea una nuclear no lo contamos.
