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El Barça vuelve a la casilla de salida en Múnich

Los de Xavi Hernández mostraron una buena cara ante el Bayern en la primera mitad, pero acabaron cayendo con claridad (2-0)

Leroy Sané anota el 2-0 ante Ter Stegen. / Alex Grimm

Es evidente que el Barça no es el de hace un año, pero sigue quedando mucho camino de recorrer. Tras una primera parte de muy buen nivel, los culés se derrumban al inicio de la segunda mitad ante el Bayern de Múnich (2-0). Pese a los intentos de Lewandowski, los de Xavi Hernández demuestran que, actualmente, son más un equipo en construcción que una realidad para ganar la Champions League.

Múnich revive los fantasmas del Barça

El Barça no guarda un buen recuerdo de la coqueta ciudad de Múnich. En su última visita, el Bayern, sin sudar, barrió a los culés para enviarlos a la Europa League, aumentando su leyenda de bestia negra. Tratando de cortar de raíz los traumas que tenían con los bávaros, Xavi Hernández anunció que ese era el día en el que empezaba su proyecto. Hoy, 279 después, sobraron 10 minutos para reflejar el enorme avance del Barça. La promesa del entrenador catalán era una realidad, porque los suyos estaban compitiendo, enfrentándose a sus miedos y regalándole al espectador un increíble partido de ida y vuelta ante los germanos. Eso sí, esta vez la pesadilla daba menos miedo, ya que Robert Lewandowski no daba miedo, sino esperanza, a los azulgranas.

Precisamente el polaco era el más activo en el ataque culé, siendo el protagonista de dos remates que hubiesen sido gol en cualquier otro partido. El problema para el Barça, como no podía ser de otra manera, era un Manuel Neuer que estaba cuajando una nueva actuación brillante bajo palos. Aun así, en esos momentos de mayor dominio de los visitantes, el Bayern seguía mostrando su ferocidad. Solo la falta de entendimiento de los alemanes en el área evitó su tanto, ese que valdría para abrir el marcador e invocar a esos fantasmas que tanto le había costado despejar al Barça, actuación brillante de Pedri y Gavi mediante. Pudo quedarse ahí el partido, pero, al filo del descanso, Davies le limpió el balón a Dembélé en el área con una contundencia excesiva. Los jugadores marchaban a los vestuarios y, con ese polémico posible penalti, ya teníamos todos los ingredientes para una buena noche de Champions.

Solo se podía echarle en cara al partido la falta de goles, y no tardaron en llegar. Y, si hay un equipo que domina los tiempos como el Real Madrid en Europa, ese es el Bayern. Aguantaron los golpes de sus rivales, contraatacando al inicio del segundo tiempo. Tras un remate de Goretzka, Kimmich centró desde el córner, poniendo el balón al primer palo. Lucas Hernández, que apareció de la nada, marcó. Todo era confusión y frustración: ¿la culpa era del portero por no salir o de los centrales por ese despiste? Ninguna respuesta dejaba bien al Barça, sea como fuere. Otra vez más, la dualidad del club, esa capaz de conjugar en un minuto una gran parada de Ter Stegen con una posible cantada, llevaba a los culés a la casilla de salida. Por desgracia, ese reinicio no fue para empezar la remontada, sino para comenzar la pesadilla. Minutos después, Sané se escabulló entre la defensa culé, aún en estado de shock, para meter el segundo. La bestia negra rompía la moral del Barça una vez más.

Un par de ocasiones más del Bayern sacaron al Barça de su Elm Street particular. Como si les echasen un cubo de agua por encima, despertaron. Lewandowski quería volver a profetizar en la que fue su casa, liderando el ataque de los suyos una vez más. Se necesitaban líderes y él había demostrado serlo. Pedri se unió a esa pequeña gran revolución, siendo el segundo al mando del polaco. Una jugada exquisita entre ambos pudo cambiar el signo del partido, pero el balón se estrelló contra el palo. Por desgracia para los de Xavi, hasta ahí quedó la rebelión, dejando al Bayern en una posición cómoda para acabar el partido y mostrando que las palancas ayudaron a mejorar la calidad del equipo, pero aún queda mucho por recorrer en el aspecto mental. El Barça estaba ido, como ese golpeador con mandíbula de cristal que cae a la primera de cambio.

El partido terminó con un Barça volcado para conseguir un tanto, pero daba la sensación de estar fuera del partido mentalmente. Xavi no engañó a nadie con ese reinicio que prometió hace nueve meses en Múnich, ya que es una realidad que ese nuevo y ansiado Barça es otra cosa distinta. Es más, compitieron a todo un Bayern en Múnich. Pese a ello, queda mucho camino y estas experiencias son la gasolina necesaria para recorrerlo con la mayor premura posible. Es un equipo joven, talento y nuevo que llama a la puerta de los más grandes, pero que demuestra que en Europa sigan mandando los mismos.

Víctor Diéguez

Víctor Diéguez

Periodista según la UCM. Pasión por el deporte y por sus historias.

 
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