'Men', un descenso a los horrores femeninos

Madrid

El mundo rural como terreno para explorar el terror ha sido caldo de cultivo desde los inicios del género. Casas abandonadas, chicas que se pierden en un bosque, aullidos de lobos y sustos al final del túnel. En 'Men', el director Alex Garland, conocido por 'Ex Machina' y 'Aniquilación' va un poco más allá.

Harper, interpretada por una fantástica Jessie Buckley, se retira a una casa de campo durante un tiempo. Acaba de vivir una tragedia y el trauma la persigue en forma de recuerdos que se manifiestan a través de flashbacks en la cinta. La muerte de su antigua pareja, fruto de una relación tóxica, permanece en su cabeza día tras día.

En este pequeño pueblo inglés todos los hombres con los que se topa resultan a primera vista sospechosos. Empezando por el dueño, un hombre antiguo que la recibe de forma paternalista. También están presentes un cura que justifica que los hombres a veces pegan a las mujeres, un niño que la insulta o un hombre desnudo que la sigue por su jardín. Todos ellos la acompañan y la acechan en su peculiar retiro, un mecanismo que Garland emplea para ejercer terror en el espectador y por supuesto en la propia Harper.

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Con esta película, Garland reabre el debate acerca del hombre moderno: ¿está la vieja masculinidad atravesando una verdadera crisis? ¿O el hombre ostenta el mismo poder de siempre y ejerce las mismas presiones sobre nosotras? Quizá ambas respuestas sean correctas. En 'Men' Garland nos recuerda a uno de los maestros contemporáneos del terror, David Cronenberg. Desafía los cuerpos retorciéndolos y transformándolos, creando incluso vida dentro de ellos. Haciéndonos ver que todos los hombres parten del mismo lugar y que todos ellos tienen en común características aterradoras hasta el punto de ser todos la misma persona. El mismo monstruo que sigue ahí.