La escritora precaria que triunfó gracias a sus cartas, la historia de Helene Hanff

Madrid

En la actualidad, apenas escribimos, enviamos o recibimos cartas manuscritas, ese acto cotidiano e íntimo que puede sacar lo más profundo de nuestra personalidad, conectarnos con la otra persona de una manera distinta. Ahora preferimos desahogarnos en correos electrónicos o en notas de voz, los buzones de casa solo se llenan de publicidad y facturas. Por eso este verano, queremos reivindicar el formato en "Cartagrafías", retratar personajes y contar sus historias a través de su correspondencia.

Este jueves estrenamos sección con unas cartas que datan de 1949 y que se convirtieron en una oda de amor a los libros y a las librerías. Cumplen con una premisa: nunca sabrás hasta dónde puede llegar tu correspondencia y más si las cruzas con una escritora como Helene Hanff. ¿Y quién es Helene Hanff? La escritora nació en 1916 en Filadelfia, era hija de una pareja de inmigrantes que acababan de llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Su padre se ganaba la vida vendiendo camisas y siempre se las ingeniaba para llevar a la familia al teatro, su gran pasión -intercambiaba con los taquilleros ropa a cambio de entradas-.

Eso marcó profundamente a Helene que desde muy jovencita quiso ser dramaturga y consiguió una beca para estudiar en The Theatre Gill, la célebre sociedad teatral de Nueva York. La joven se mudó a Manhattan y en sus primeros años escribió más de una veintena de obras que nunca vieron la luz. Sus repetidos intentos de triunfar en el teatro están reflejados en sus memorias y en una entrevista comentó: “escribí buenos diálogos, pero no pude inventar una historia para salvar mi cuello". Como lo del teatro no cuajaba, desde su humilde piso en la Gran Manzana, se dedicó a escribir guiones para series de televisión como 'Las aventuras de Ellery Queen', basada en relatos de suspense, y a colaborar en revistas.

20 años de cartas con la librería Marks & Co de Londres

Lectora vivaz y apasionada, la escritora decía que, como no pudo costearse la universidad, se formaba leyendo libros. Tenía predilección por títulos raros y difíciles de encontrar en las librerías de la ciudad así que el 5 de octubre de 1949, tras ver un anuncio en una revista escribe, desde Nueva York, una carta muy especial que dirige al otro lado del charco, a la librería Marks & Co de Londres situada en el número 84 de la calle "Charing Cross Road". La tienda, especializada en libros antiguos, era, a mediados del siglo XX, una de las mejores de Gran Bretaña e Irlanda. Entre sus clientes habituales, estaban gente de la talla de Charles Chaplin. Desde la librería respondieron en pocos días a su petición. Así comienza una apasionante de relación epistolar que durará 20 años con Frank Doel, el encargado de la librería.

Podríamos hacer una biblioteca solo con los ejemplares que nombran y comparten por carta. La escritora sentía devoción por John Donne, el poeta metafísico del siglo XVI, por antologías de poesía, partituras de música vocal o "poetas que hablan de amor sin gimotear para llevárselos a Central Park". Entre comentarios y peticiones, descubrimos detalles de las vidas de los libreros, comparten hasta recetas, y de la personalidad de Helene: mordaz, con mucho carácter y sentido del humor.

El éxito de “84, Charing Cross Road”

Reconstruimos la historia completa de esta correspondencia que terminó convertida en un exitoso libro en 1970 con el nombre de “84, Charing Cross Road” -Anagrama-. Miles de lectores escribieron cartas a la autora y The New York Times, aseguró: “es un libro del siglo XIX en un mundo del siglo XX. Seducirá una hora de tu tiempo y te pondrá en sintonía con la humanidad”. La obra fue llevada al cine y al teatro tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. En España, en 2004, la adaptó Isabel Coixet en su debut teatral protagonizado por Carmen Elías y Josep Minguell. La directora nos explica su pasión por esta correspondencia que como ella misma explicó trata de "dos almas solitarias unidas por la pasión a los libros, esas ventanas hacia otras vidas que nunca nos dejan de fascinar".

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