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'El Sur', el territorio de la memoria

Una novela corta excepcional, casi perfecta, de una tristeza profunda y de una belleza extraordinaria

'El Sur', el territorio de la memoria

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Adelaida García Morales nació en Badajoz en 1945 y murió en Dos Hermanas, Sevilla en 2014. Es una de las representantes de la narrativa española de los 80, que tenía una nutrida participación de mujeres escritoras. Es la autora de 'El silencio de las sirenas', de 'La lógica del vampiro' o de 'Las mujeres de Héctor', entre otras obras. Antes incluso de que se publicara la novela, en 1983, se estrenó la película 'El Sur', basada en la primera parte de la novela, dirigida por Víctor Erice, que entonces era la pareja de Adelaida García Morales. Una película maravillosa e inolvidable. 'El Sur' se publicó en 1985, en un volumen con el relato 'Bene'. Es una novela corta excepcional, casi perfecta, de una tristeza profunda y de una belleza extraordinaria.

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Los temas presentes en el 'El Sur' son la soledad como una forma de realización, de auténtica vida, que se construye y se destruye a la vez, y necesita de la comunicación con el otro, al tiempo que la rehúye, como una auténtica forma de defensa propia; el amor pasional, capaz de alterar lo cotidiano, una evidente necesidad; la muerte, como una continua presencia, en muchos casos tan tenebrosa como autodestructiva; y el silencio como una forma de relación, una de las principales características del conjunto. La narración se despliega como esos secretos que vamos desvelando sin prisa alguna. Pasado y memoria confluyen para mitificar tanto el espacio como la figura humana.

Una geografía interior y femenina: así es el mundo literario de Adelaida García Morales

El lector de Adelaida García Morales se convierte en alguien activo, tendrá que indagar en las tramas y en los personajes, seres marginales y poco explícitos, y la información que la autora aporta sobre ellos y su comportamiento resulta tan ambivalente como extravagante; sus vidas transcurren voluntariamente en los márgenes, viven en zonas rurales, calificadas como mágicas, donde el paisaje se torna gótico, espacio que ayuda a su introversión. El mundo literario de Adelaida García Morales se concreta en una geografía interior y femenina, ellas son siempre las que tienen voz, las que desde sus monólogos construyen a través de la memoria y de las sensaciones más diversas, ese mundo exterior donde lo masculino aparece vagamente y el orden social poco importa.

Adriana, la protagonista de 'El Sur', intenta comprender el misterio en torno a la desaparición del padre, el resto de acontecimientos de la historia pertenecen a los recuerdos que ella evocará desde su presente actual. El primer hecho que cuenta es el suicidio de su progenitor -núcleo de la narración- sobre el que volverá porque para la niña y la adolescente Adriana aún resulta incomprensible el motivo que lo llevó hasta aquel extremo o cuál era el sufrimiento que escondía. Adriana cuenta el transcurso de una hermosa etapa junto a su padre, tan presente y distante al mismo tiempo; en realidad, se resuelve como el preámbulo de la historia e ignora el hecho de que su progenitor hubiera abandonado su ciudad natal Sevilla, quizá por algo muy grave y por qué se escondía en un lugar sombrío y lejano.

El suicidio del padre de Adriana

Adriana evoca el territorio de la memoria para mitificar no solo la figura del padre suicida, sino que justifica su propio espacio interior, que se recrea y se despliega ante la narración con un resultado tan sugestivo ante el lector como si la niña se desdoblara, uno a uno, en sus pequeños secretos. Adriana no consigue comprender ese insoportable dolor del padre y la no menos atormentada vida que lleva, y por su inocencia no será capaz de salvarlo de un sufrimiento, víctima de sus propios verdugos: la cobardía, el sentimiento de culpa, el resentimiento o la extraña asunción de considerarse uno más de los vencidos de la Guerra Civil.

A García Morales le interesa hablar de lo inefable, de lo inaprensible, de cuanto va más allá de una experiencia racional, de aquello que resulta distinto. Las emociones de sus personajes no pueden transmitirse por una simple palabra puesto que, en su novela, muchas de las conductas de sus personajes resultan contradictorias, sobre todo la del padre, cuya ambigüedad motiva el sufrimiento en la niña. Adriana seguirá buscando esa figura paterna en su intento por dar forma a una historia de la que solo le llegan fragmentos, una dispersión de datos como su propia edad, acertadamente de los siete a los quince años.

Este artículo contiene fragmentos del artículo 'La soledad y los silencios de Adelaida García Morales' publicado en Lecturas Turia por Pedro M. Domene

 
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