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¿Qué han hecho los romanos por nosotros?

En uno de los diálogos de la película «La vida de Brian» se hace una pregunta a los presentes en una reunión del Frente Popular de Judea: «¿Y a cambio los romanos qué nos han dado?». Tras un corto silencio alguien contesta: el acueducto. Y otro dice el alcantarillado

Fotograma La Vida de Brian

– Sí, de acuerdo, reconozco que el acueducto y el alcantarillado nos los han dado los romanos.

– Y las carreteras. La irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino, los baños públicos, el orden público.

– Bueno, pero aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿Qué han hecho los romanos por nosotros?».

Paco Álvarez, en su libro Somos romanos, nos refresca la memoria sobre nuestras raíces y analiza las aportaciones de la antigua Roma. Habla de los thermopolia, locales con barra de obra muy parecidos a nuestros bares actuales para la comida rápida, solo que los romanos preferían el vino a la cerveza, a la que consideraban una bebida bárbara. Por no hablar de la depilación entre las mujeres y ciertos hombres, de los pasos de cebra o isletas de peatones, del reciclaje, la encuadernación de libros, envases no retornables o el cuerpo de bomberos (vigili del fuoco). Los nombres de los días de la semana se los debemos a ellos. La septimana eran siete días y cada uno estaba consagrado a una divinidad. El primero y el último estaban dedicados a la Luna y al Sol y los cinco restantes a dioses cuyo nombre lo llevan también los planetas conocidos desde antiguo: Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno.

Acueductos, anfiteatros, bikinis, molinos de agua, aceite de oliva, vidrio soplado, calendario juliano, hormigón, normas jurídicas, el idioma derivado del latín… son solo algunos ejemplos de lo que han inventado o mejorado los romanos en beneficio de la humanidad. Incluso tenían periódicos. El Acta Diurna («Actas Diarias» o «Registros Públicos Diarios») eran los avisos públicos que se publicaban en ciertos lugares y que mantenían informados a los antiguos habitantes de Roma de los acontecimientos civiles y militares que iban sucediendo.

El culto familiar o popular estaba dividido entre los Lares (protectores del hogar, caminos y ciudades), los Penates (protectores de las despensas), los Manes (antepasados de los muertos) y los Lemures (espíritus malévolos que atormentaban a los vivos). Siguiendo el excelente libro de Néstor Marqués, Un año en la antigua Roma, muchas de nuestras creencias y fiestas populares son herederas de esa época. Por ejemplo, los lugares dedicados a los Lares Viales se consagraron con posterioridad a la Virgen María y, en otras ocasiones, a santos protectores de los caminantes. La pregunta podría ser ¿Qué no han hecho los romanos por nosotros?

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