A vivir que son dos díasLa píldora de Enric González
Opinión

Una modesta proposición

"Mi idea se basa en las doctrinas económicas en boga, mayormente la conocida como “el goteo”. Esto consiste en hacer cada vez más ricos a los ricos para que sus sobras goteen sobre las clases desfavorecidas. En serio, así es como funcionan ahora las cosas"

Una modesta proposición

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Madrid

Un servidor, con toda humildad, desearía hacer una modesta proposición a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Ensalzo antes que nada la política de becas de la señora Díaz Ayuso. Los hijos de quienes ganan más de 150.000 euros al año merecen becas. Ya era hora de acabar con las discriminaciones. Primero, porque qué culpa tienen los niños ricos de que sus padres sean ricos. Segundo, porque, seamos realistas, hay que mimar a las élites económicas. Sin los chicos del barrio de Salamanca, ¿qué sería de la libertad? Las becas, como las subvenciones, deben ser para la gente de bien.

Dicho esto, ahí va mi modesta proposición. Que, con un ánimo ecuménico, apunta a integrar también a los niños pobres en el circuito de los centros educativos más selectos. ¿Por qué no convertir a cada niño pobre en sirviente de un niño rico con beca? El niño pobre estaría en el mismo colegio del niño rico, aunque en un espacio aparte, no sé, el sótano, o un barracón en el jardín, y en el tiempo libre que la servidumbre le dejara podría aprender algo por su cuenta.

Mi idea se basa en las doctrinas económicas en boga, mayormente la conocida como “el goteo”. Esto consiste en hacer cada vez más ricos a los ricos para que sus sobras goteen sobre las clases desfavorecidas. En serio, así es como funcionan ahora las cosas. De ahí que, como recuerda la ínclita presidenta cada vez que abre la boca, haya que seguir bajando los impuestos a quienes más ganan. Para que, con tanta abundancia, aumente el goteo.

Tengan en cuenta que el niño pobre, tras conocer las mazmorras de las escuelas más refinadas, seguiría al niño rico (siempre becado) a alguna universidad prestigiosa, privada por supuesto, quizá en el extranjero. Imaginen la felicidad de ese pequeño patán, y las cosas que podrá contar a sus amigos cuando vuelva a su barrio de pobres. Si es que vuelve, porque lo normal es que desee quedarse como sirviente del joven rico, que estará ya instalado en el puesto dominante que le corresponda dentro de la economía de mercado.

A ver si aprenden de la señora Díaz Ayuso los presidentes de otras comunidades.

Lo cual firmo y rubrico, deseando que dios guarde muchos años a la preclara señora presidenta.

 
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