Empatía para salvar la humanidad

Madrid

Andaba yo buscando una frase que concretara el tufo del presente y el del futuro inmediato, por no hablar del más alejado cuando, maldición, alguien se me adelantó por detrás, es decir, que me vino la frase, pero escrita por otra persona hace, por lo menos unos cuantos meses. Cosa que, por otra parte, me encantó, pues quien me chafó el ingenioso plan fue mi admirada autora de novelas policíacas Donna Leon.

Ello ocurrió durante la lectura de su libro, 'Dad y se os dará', estupenda nueva entrega de las andanzas del humanísimo comisario Brunetti, en la Venecia actual. Leyendo voy, leyendo vengo, cuando tropiezo con la reflexión, perfecta, que habría querido escribir yo sobre este mundo de ahora, y quizá de ayer y de siempre.

Un mundo atrofiado entre la defensa y el ataque, entre la utilización del migrante y el uso inadecuado del concepto integridad territorial, entre el acojone y el "que se zurzan", entre el no saber y el no poder y el no querer volar un poco más alto. Por encima de la ruindad que no por globalizada resulta menos condenable. Os doy, en fin, a falta de otra cosa, la frase que pronuncia el comisario Brunetti: "Hay que ser muy empático con la humanidad para querer salvarla".

Qué buena síntesis, ¿verdad? Demasiado a menudo cuesta tragarse en bloque a los contemporáneos. Por eso necesitamos diluir a la humanidad y salvar a quienes quedan flotando, a los que bracean en su lucha por la vida. Rescatar a esos seres pequeños, para no atragantarnos con la humanidad entera. Para salvar, también, nuestra decencia.