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María del Monte: "No he estado nunca en ningún armario. Habrá quien tenga polillas, pero yo no"

Aimar Bretos entrevista a la cantante tras su sonado pregón en el Orgullo LGTBI en Sevilla en el que explicó que formaba parte del colectivo junto a su pareja

María del Monte

María del Monte

Madrid

María del Monte fue pregonera de la fiesta del Orgullo LGTBI+ en Sevilla y aprovechó la asistencia multitudinaria para hablar por primera vez abiertamente de su condición sexual. Después de reconocerse como parte del colectivo LGTBI, María del Monte aseguró que su pareja estaba presente en el evento y le invitaba a sumarse a ella al escenario del Orgullo: "Y que, por supuesto, mi pareja esta tarde está aquí. Hoy empecé hablando de libertad y voy a respetar su libertad. Sé que está aquí, si quiere subir, que suba y si no, que no". Aimar Bretos ha hablado con ella en la edición especial de Hora 25 desde Sevilla.

La cantante ha compartido con Aimar Bretos cómo fue el momento en el que compartió con todo el mundo su experiencia. Un momento que reconoce que no la ha cambiado, a pesar de que ha reconocido que ahora todo el mundo pregunta cómo está: "Estoy igual que estaba hace una semana. No estoy ni mejor ni peor", ha dicho. "En la vida hay que dejarse llevar por el amor y las emociones. Me sensibilicé y no pasa nada", contaba una María del Monte que reconocía que "no ha estado nunca en un armario". Entre risas explicaba que "habrá quien tenga polillas en el armario, pero yo no".

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"No quiero ser un estandarte. Quiero que me respeten, no que me toleren. La palabra tolerancia me pone desquiciada. Yo quiero que nos basemos en el amor, el respeto y la libertad. Con esos tres principios el mundo va de otra manera", apuntaba María del Monte desde lo alto de Las Setas de Sevilla.

La artista, que ha compuesto disco tras "una racha muy mala" y que fue "como una apisonadora" para ella, ha explicado que llegó a un momento en el que se planteó que "no podía seguir así". "Es todo tan sencillo... ¿De verdad que a estas alturas de la vida tenemos que pedir permiso para querernos? Que la vida me haya vapuleado te hace ver las cosas de otra manera. No merece la pena. Creo que todo este camino tiene que legar a su sitio, a que todos seamos personas y que todos tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones. ¿Por qué un chico o una chica se tiene que sentar con sus padres a decirles yo soy homosexual? ¿Por qué tiene que confesarse?", se preguntaba la cantante ante la mirada de Aimar Bretos y el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, que ha aplaudido el discurso de María del Monte durante el Orgullo de la capital hispalense.

María del Monte y Antonio Muñoz

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Las frases más destacadas de la entrevista con María del Monte:

Estoy igual que estaba hace una semana. No estoy ni mejor ni peor. Todo el mundo me pregunta cómo estás. ¿Me veis mala cara? ¿Tengo mal color?

Afortunadamente, las cosas pasan y pasan. Y ya está. Voy a seguir teniendo mi vida, voy a seguir siendo celosa de mi vida. Mi vida es mi vida. Va cumpliendo años, vas mirando cosas y te das cuenta de que hay que arrimar el hombro, y se arrima. No pasa nada. No se me caen los anillos.

Voy por instintos, por lo que me lleva la vida. He confiado siempre en mi instinto y es lo que hice.

Aquí hay camino por recorrer. Y fui con todo y con nada. Sigo siendo la misma y voy a seguir igual. No quiero un estandarte y lo de referente. Quiero que me respeten, no que me toleren. La palabra tolerancia me pone desquiciada. Yo quiero que nos basemos en el amor, el respeto y la libertad. Con esos tres principios el mundo va de otra manera.

Te prometo que no lo tenía pensado (su discurso en el Orgullo). Lo único que me apunté fue el poema de Benedetti. Fui improvisando y veía esas caras mirándome. Lo que hay que dejarse es guiar por le corazón y las emociones. Soy muy sensible. Me sensibilicé y no pasa nada.

Yo no he estado nunca en ningún armario. Ahí tengo la ropa. Habrá quien tenga polillas, pero yo no.

Si yo tuviese una profesión sin proyección pública otro gallo hubiera cambiado. He preservado siempre ese terreno y lo voy a seguir haciendo. Espero no haber perdido ninguno de mis derechos adquiridos.

Mi padre y mi madre son mis referentes porque me enseñaron la historia de amor más bonita jamás contada. Estaban enamorados los dos hasta el tuétano. Se conocieron con 14-15 años y se llevaron 65 años. Ellos han llevado mi amor perfectamente, desde el amor. ¿Cómo lo van a llevar? Que yo no he estado escondida de nadie y nunca.

No me molesta ser referente siempre que eso sirva a que haya personas que se sientan con libertad para mostrar su sentimiento.

He tenido siempre la suerte de sentirme una persona querida. Nunca he luchado para que la gente me admire. Para que me quieran, sí. Y eso puedo palparlo.

El orgullo sale cuando alguien te hiere, te toca la moral y sales a demostrar tu orgullo porque te han herido. No tenemos que ir abriendo heridas por la vida. Todo es más sencillo, todo es más agradable. Los que han podido hacerme daño no me han querido hacer daño.

Yo llevo ahora mismo por bandera una sonrisa. Si pones una sonrisa la gente recibe todo de otra forma. Hemos pasado una pandemia que ha dejado secuelas y esa crisis la hemos pasado todos y se nos nota. Hay que empezar a florecer un poquito.

Yo creo que no está en peligro el derecho a amar a quien queramos. Tenemos que alinearnos todos para impedir que haya gente que quería tener guerras y mantenerlas. Pero, ¿para quererse? ¿Para Amar? Qué atrocidad. Con lo bonito que es eso y lo bien que se duerme.

Maria del Monte por supuesto que es feliz. He tenido una racha muy mala y de todo se aprende. No llegué a caer al fondo del saco porque dios no quiso, pero ese año y medio fue una apisonadora pasando por mi vida. Me lo planteé y dije que no puedo estar así. Grabé un disco y estoy muy satisfecha de cómo ha terminado.

Sí, alguna vez me han dado las gracias estos días. Es todo tan sencillo... ¿De verdad que a estas alturas de la vida tenemos que pedir permiso para querernos? Que la vida me haya vapuleado te hace ver las cosas de otra manera. No merece la pena. Yo que siempre he sido muy peleona no me he vuelto a pelear con nadie. Creo que todo este camino tiene que legar a su sitio, a que todos seamos personas y que todos tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones. ¿Por qué un chico o una chica se tiene que sentar con sus padres a decirles yo soy homosexual? ¿Por qué tiene que confesarse? Hay que llegar al punto en que el chico llegue a su padre y le diga "mi novio se llama Daniel".

 
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