Parte de un sueño
"¿Qué la trajo hasta acá? Todo eso, nada de todo eso. No sabe. No declara. Sólo escucha el paso del tiempo. Ve cómo todo empieza a quedar demasiado lejos, parte de un sueño o de una mentira"
Parte de un sueño
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Buenos Aires
Una abuela germana que lee en voz alta los cuentos de Andersen, existencialistas franceses consumidos a una edad temprana, la frase “Nunca quejarse, nunca dar explicaciones” leída en alguna parte y apresada como escudo personal, un padre que huye de su casa a los 17 años para buscar oro en Brasil y que cuenta la historia del Corto Maltés que se grabó la línea del destino cortándose la palma de la mano con una navaja, una madre que enseña las tareas del bordado, las tareas del cocinado, las tareas del cuidado personal, que dice no uses tampones, una hija que corre a comprar tampones, una yegua llamada Morita, campos de trigo rugiente, la pampa verde como la fiebre viral, una abuela siria que eleva plegarias a un dios que la niña desprecia y en el que después no cree, la altanería gozosa que siente cuando empieza a decir “soy atea”, una biblioteca repleta de clásicos y libros malos, la lectura de Rimbaud y de Edgard Alan Poe, la lectura clandestina del Marqués de Sade, el abuelo que enseña a hacer silbatos con carozos de damasco, una caja que guarda piedras de cuarzo recogidas por el padre cuando el padre era joven, noches de invierno, escarcha sobre el pasto, medias de nylon hasta la rodilla, uniforme de colegio con manchas de tinta, la sorpresa del sufrimiento por amor –oh, esto duele-, la lectura de Rayuela y Octaedro en una habitación que no tiene rastros de vida infantil, la practica de tiro y el peso suntuoso de las armas, olor a pólvora, animales muertos, pantalones de cadera baja porque así los usan las mujeres fuertes, el rostro de Alain Delon y de Clint Eastwood, la poesía de Lorca, de Miguel Hernández, el recitado compulsivo de Hombres necios que acusáis, la palabra revolución, las noticias que devora sobre Nicaragua, las camisas verde olivo que pide que le compren, la masturbación como el descubrimiento del fuego, cajones de cerveza negra, borracheras tempranas, el orgullo de aguantar el miedo, la tormenta en Tilcara, la frase “Vos sos más fuerte que tu cuerpo”. ¿Qué la trajo hasta acá? Todo eso, nada de todo eso. No sabe. No declara. Sólo escucha el paso del tiempo. Ve cómo todo empieza a quedar demasiado lejos, parte de un sueño o de una mentira.