El ruido de las terrazas, la cruzada de los vecinos de media España

Pilar Rodríguez lleva, desde hace años, luchando para que la hostelería y sus vecinos puedan convivir. La pelea por evitar que los ruidos echen a los vecinos del barrio de Chamberí, en Madrid, es larga, pero se ha vuelto más intensa desde que la pandemia llevó la vida de los bares a la calle. El problema no es exclusivo de su ciudad. Lo sabe porque mantiene el contacto con personas que, como ella, luchan por conseguir una convivencia más silenciosa desde distintas partes de España. Juan de la Torre, desde Fuengirola, asegura que la situación se vive con "impotencia" durante todo el año, pero que en verano empeora. Ellos denuncian que el Ayuntamiento no aplica la ley y no protege a los ciudadanos. "Imagina tener que esperar todos los días, en el mejor de los casos, a las tres de la mañana para poder acostarte y luego levantarte a las cinco y media para ir a trabajar".

La Organización Mundial de la Salud sitúa el ruido como el segundo factor ambiental que genera más problemas de salud. Desde el Instituto de Salud Global de Barcelona, María Foster explica que las consecuencias van desde el estrés psicológico hasta problemas de sueño, aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares o molestias crónicas. La mayoría de investigaciones centran su estudio en la contaminación acústica que generan el tráfico rodado y el aéreo, pero cada vez más vecinos denuncian que lo que les perturba la vida es el ruido que genera el ocio en las calles.

España es un país de bares, hay algo menos de 300.000, y es un país ruidoso. En 2018, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condeno al Estado a indemnizar a un vecino de Valencia por no haberlo protegido contra los ruidos nocturnos. Antes, en 2004, Estrasburgo ya había condenado a España por la pasividad ante el ruido. Pilar y el resto de vecinos de la Asociación El Organillo también ha elevado su caso a Europa. Han solicitado al Parlamento Europeo que investigue si se están vulnerando sus derechos, que revisen la directiva europea de protección del ruido ambiental para abordar la contaminación acústica asociada al ocio y que insten al Ayuntamiento de Madrid a tomar medidas.

A la cruzada de los vecinos con el ruido se suman otros inconvenientes derivados de la expansión de las terrazas. Paloma, vecina también de Chamberí, asegura que escuchar las comandas de los camareros desde un tercero no es el único problema: "para tirar la basura tienes que ir esquivando mesas y, cuando se acaba el ruido de los clientes, entonces escuchas cómo recogen todas las mesas, las sillas y las cadenas".

Antonio García, abogado especializado en el ruido, considera que "no hace falta más regulación sino la aplicación efectiva de la que tenemos". Sostiene que los problemas de ruidos que se sufren en muchas ciudades de España son fruto de una falta de previsión. "No hemos tenido en cuenta la aglomeración y es evidente en muchas zonas y barrios", sostiene.