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Catherine Belton: "Putin y sus hombres no se detienen ante nada para acumular y preservar su poder"

La periodista de investigación británica ha publicado 'Los hombres de Putin', el libro más completo sobre el presidente ruso que relata cómo su círculo íntimo, formado principalmente por miembros del KGB, se hicieron con el poder en Rusia y crearon una liga de oligarcas cuya influencia se extiende por todo Occidente

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Madrid

“Ha sido una batalla muy dura. Supuso un coste elevado luchar contra las demandas por difamación en los tribunales de Reino Unido. Fue un claro ejemplo de cómo los grandes oligarcas pueden abusar del sistema para amenazar e intimidar a periodistas como yo”. Catherine Belton, excorresponsal de Financial Times en Moscú, conoce muy bien la presión que supone publicar un libro que desvela la red de poder que rodea al presidente de Rusia. Su última investigación, Los hombres de Putin (editado en español por Península), ha recibido varias demandas judiciales de oligarcas rusos, entre ellos Roman Abramovich, que han intentado retirarlo del mercado. Unas páginas que analizan minuciosamente la ambiciosa conquista de empresas privadas realizada por el mandatario ruso para repartirlas entre sus amigos y aliados con las que han extendido sus tentáculos de poder y corrupción por Europa y Estados Unidos. La editorial británica, HarperCollins, tuvo que gastar más de 1,5 millones de euros en abogados para defender el libro y la autora tuvo que adoptar medidas extraordinarias de seguridad debido a las amenazas que recibió.

Ese entramado de dinero y corruptelas ha hincado sus uñas en el sistema financiero de Occidente y resulta imposible seguirle el rastro. Belton apunta, por ejemplo, a entidades como el Banco de Nueva York que blanquea millones de dólares potencialmente vinculados a mafias rusas o a Londres, ciudad en la que se pagan grandes sumas de dinero a expolíticos y lores para que ejerzan de asesores en consejos de administración de empresas rusas. El dinero negro se ha convertido en un activo del Kremlin que también sirve para financiar campañas políticas en países occidentales. Vladímir Putin habría financiado al Frente Nacional francés o a Jobbik en Hungría, va en busca de partidos antiestablishment de izquierdas y de derechas para alimentar a países que puedan desestabilizar la Unión Europea. El dinero ruso también facilitó el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca.

"Su dominio del poder es tan increíble que su gente solo le dice lo que quiere oír"

El artífice de todo, según la autora, no es otro que Vladímir Putin. Su infancia transcurrió en un barrio obrero de Leningrado, hoy San Petersburgo, y ya en la adolescencia su interés por integrarse en el KGB fue tal que se presentó en la oficina de su ciudad para ofrecer sus servicios poco antes de terminar la Secundaria. La virtud de la paciencia es esencial en política y él la manejó como pocos. Empezó siendo un simple funcionario del KGB en Dresde, Alemania, pero supo llegar a lo más alto: “A Putin se le da extremadamente bien ser un camaleón, sabía integrarse muy bien, al menos durante su ascenso al poder, en el entorno que quisiera. Era muy eficiente y silencioso, intentaba no llamar la atención”, afirma la periodista. Su ambición y sus habilidades le permitieron una carrera brillante. Durante algún tiempo se le consideró un “presidente accidental” pero ni su ascenso dentro del Kremlin ni su asalto a la presidencia tuvieron mucho que ver con el azar. Su nombramiento como presidente en funciones en 1999 se basó en el pacto que hicieron Boris Yeltsin y él, Putin le prometió inmunidad para su familia y proteger su fortuna a cambio de ocupar la presidencia. En aquellos días de mediados de la década de 1980, cuando apenas empezaba, resultaba difícil imaginar que llegaría tan lejos.

"El líder ruso cree que puede ganar a largo plazo, que Ucrania va a ser para él. Está practicando una guerra de desgaste"

Tras casi veinte años en la presidencia, Putin se tiene por un líder salvador de su patria y está decidido a formar parte de la Historia aunque sea a costa de sangre ajena. Califica la desaparición de la URSS de “tragedia” y quiere recuperar el papel de la antigua superpotencia. La Guerra Fría dejó un campo de minas que aún no se ha desmantelado y mantiene vivo el enfrentamiento con Occidente. Busca afianzar el regreso del poder imperial ruso y, en 2014, lo apostó todo a una nueva fase de la resurrección imperial anexionándose Crimea, la península ucraniana situada en el Mar Negro en la que Rusia mantenía desde hacía tiempo una base naval. Aquel fue el primer paso para reafirmar su lugar en el nuevo orden mundial, por primera vez desde la Guerra Fría Rusia había invadido parte de otro país. El pulso a Occidente había comenzado y continúa con la invasión de Ucrania, un país que se ha convertido en el campo de entrenamiento de Rusia en su empeño por erosionar a la Unión Europea. A partir de aquí el futuro está por dibujar.

Los hombres de Putin es la historia de la llegada al poder del séquito del presidente ruso en el KGB y de cómo mutó para enriquecerse con el nuevo capitalismo. Es la historia del apresurado traspaso de poder entre Yeltsin y Putin y de cómo todo eso permitió el surgimiento de un Estado corrupto y criminal abanderado por los agentes de seguridad del KGB convertidos actualmente en oligarcas que detentan el control de las empresas energéticas más importantes e influyen en todos los ámbitos del Estado.

 
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