Feijóo cambia el tono, pero no el fondo

A menudo los periodistas cometemos el error de generar muchas expectativas en asuntos que después, la mayoría de las veces, quedan absolutamente en nada. Bueno, las creamos nosotros y nos acompañan los políticos. La llegada de Alberto Núñez Feijóo al Senado para poder confrontar con el presidente era el preludio de tardes de enfrentamiento entre el líder del PP, que no tiene escaño en el Congreso, y el presidente del Gobierno. Las sesiones de control al Gobierno en la Cámara Alta no tenían habitualmente tanto seguimiento como las del Congreso, pero la llegada de Feijóo auguraba la reedición de los Casado-Sánchez, también desde el PP se trasladaba esta intención.

Ayer fue el primero de estos cara a cara y no pasó nada más de lo que era previsible, a pesar, insisto, de todas las expectativas. Ya imaginábamos que el tono iba a ser diferente de cuando Casado y Sánchez se veían las caras, mejoran las formas, pero constatamos también que se mantienen las mismas diferencias que antes. Feijóo insiste en la bajada de impuestos, se niega a la renovación del Poder Judicial y Pedro Sánchez le afea, lo que ha sido una constante en toda la legislatura. Su oposición a la mayoría de las medidas que el Gobierno ha impulsado para sortear las diferentes crisis. Nada nuevo. Los dos hablaron de la necesidad de llegar a acuerdos, los dos saben que es muy difícil que lleguen a algún acuerdo.

Es curioso hoy observar cómo la derecha política y mediática analiza el episodio de ayer como si se tratara de un debate previo a unas elecciones, es curioso cómo unos creen que lo que pasó ayer refuerza el llamado efecto Feijóo y cómo otros, el PSOE, lo dan ya por amortizado. Cuando la realidad es que no pasó nada. Se agradece, eso sí, que el tono haya cambiado, pero no se puede vivir solo de eso, la política son formas, y las de Feijóo son mejores que las de Casado, pero también es fondo, y en el fondo no ha habido ningún cambio.