Emociones subyacentes
No puedo enamorarme de la deflactación ni me acomodo a la indexación
Maruja Torres: "Se está poniendo difícil subyacer con dignidad"
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Madrid
No resulta fácil adaptarse sentimentalmente a las palabras que nos llegan en tropel para definir la crisis económica actual. No puedo enamorarme de la deflactación ni aun llamándola por su nombre en castellano, deflación, y no me acomodo a la indexación porque, a estas alturas, ya estoy muy salida de cuentas.
Ni siquiera siguiendo varios tutoriales en Youtube, entre una receta de cocina y una lección de pilates para viejas sentadas; ni así, he podido adaptarme.
Pero me produce cierta emoción, sí, mucha emoción y nostalgia, la palabra subyacente, quizá porque me recuerda que también solemos, o solíamos, aplicarla a una idea trascendental como puede ser estimular el progreso humano o a una idea valiente y determinada, tal que no permitir que la injusticia se cebe en los más débiles.
Todo eso que nos gusta se ahoga bajo lo que yace encima: la más desaforada codicia, ejercida a nivel planetario, sobre los más, por los menos. Una orgía de desigualdad que nada detiene y un sindiós de pobreza del que nadie se avergüenza.
Se está poniendo difícil subyacer con dignidad, aunque sea fuera de cuentas y de cuentos.
Maruja Torres
María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16 de marzo de 1943), más conocida como Maruja Torres, es...