Sociedad

La jornada intensiva en los colegios perjudica a los alumnos y agrava la brecha de género

Un estudio estima en 8.000 millones de euros el coste que tiene para las familias adaptar su jornada laboral al horario escolar matinal

Tres centros de Elda, Petrer y Sax votan este año el cambio de jornada escolar. / Cadena SER

Madrid

La jornada intensiva, la que concentra el horario sólo en la mañana, supone una pérdida de ingresos de más 8.000 millones para las familias, según un estudio elaborado por la organización EsadeECPol que ha analizado su impacto. Este tipo de jornada, que se ha acelerado con la pandemia, penaliza sobre todo a las mujeres, que son las que más se encargan del cuidado, y no hay ninguna evidencia de que mejore el rendimiento educativo: "Lo que sí existe es evidencia abundante y robusta sobre cómo el tiempo (lectivo y no lectivo) en la escuela supone un impacto positivo en los alumnos en términos académicos y socioemocionales; también que la jornada completa (o partida), con un almuerzo temprano y una pausa después, se adapta mejor a los biorritmos de los alumnos y mejora su salud, ciclos de sueño y bienestar", señala el estudio Jornada escolar continua: Cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo.

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Los autores del informe, Marta Ferrero Profesora de la Facultad de Educación de la UAM, Ángel Martínez Analista de EsadeEcPo y Lucas Gortazar director de Educación de la organización, inciden en el papel, "habitualmente ignorado", de la escuela como centro de custodia y cuidado: "Cuando la escuela es a tiempo parcial, el empleo de las familias se resiente, pues sus jornadas laborales nunca pueden superar las 25 o 28 horas semanales". El estudio, elaborado a partir de los datos de la Escuela de Condiciones de vida de las familias estima que eso supone "un efecto negativo y significativo en los ingresos y el empleo de las familias, especialmente grande para las madres, que son quienes concentran el 66,4% del impacto, lo cual contribuye a agravar las brechas de género existentes. Esto supone, además, cada año, una pérdida de 8.048 millones de euros de ingresos para las familias".

Mayoritaria en todas las autonomías

La jornada intensiva se empezó a implantar en Canarias en los años 80. Ahora ya es la mayoritaria en todas las comunidades excepto en Navarra, Euskadi y Cataluña. El ministerio de Educación no recoge datos oficiales de la jornada en los colegios, pero los autores calculan que la tienen un 73% de los alumnos. Los datos también apuntan a que la pandemia ha acelerado la expansión de este tipo de jornada en los centros. Una encuesta elaborada entre casi 2200 docentes, incluida también en el estudio, concluye que "muchos centros en jornada completa o partida (aproximadamente un 44,5%) estén debatiendo el cambio de jornada para el próximo curso y una parte importante de los mismos (28,7%) haya activado votaciones para lograrlo". Aunque la encuesta no puede extrapolarse a todos los colegios si es indicativa de una tendencia creciente. Los docentes son "el colectivo que más se beneficia de una jornada matinal (continua), tanto en términos de bienestar como en posibilidades de conciliación. En la encuesta realizada, este colectivo se muestra mayoritariamente a favor de la jornada matinal (continua); y, paradójicamente, subraya los beneficios para el alumnado y las familias (y no tanto para el profesorado mismo) como las razones principales para justificar dicha modalidad de jornada".

Los defensores de la jornada intensiva sostienen que se adapta mejor a los ritmos de atención de los niños y permiten ampliar el tiempo en familia. Los autores sin embargo piden "avanzar en el tipo de organización escolar a adoptar mediante un debate racional, basado en la evidencia científica y, a la vez, que articule espacios de consenso teniendo en cuenta a los distintos actores. Consideramos que los beneficios de una jornada escolar a tiempo completo (de 09:00/09:30 a 16:00/16:30) con un almuerzo temprano (12:30 o 13:00) y un descanso en alumnado de 3 a 12 años superan con creces los costes de mantener o incluso ampliar el statu quo". Lo aprendido durante la pandemia es otro de los argumentos a los que recurren para subrayar la necesidad de ir en sentido contrario a la jornada matinal:" Tras el gigantesco impacto que ha tenido la pandemia sobre la salud mental y el bienestar emocional de la comunidad educativa (alumnado, docentes y familias), la respuesta no debe conducir a reducir el tiempo en la escuela, sino a ampliarlo".

Entre las propuestas que se plantean en este estudio está un plan de inversiones de 1200 millones de euros que se recaudarían extendiendo la jornada escolar a todos los centros. El dinero se destinaría a tres aspectos fundamentales: la extensión de las becas comedor para que llegue al 40% del alumnado y de este servicio a los centros públicos, la mejora de las infraestructuras para hacerlo posible y también "compensar al profesorado con un complemento salarial para aumentar las horas de permanencia en los centros".

 
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