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El micromentario de Pepe Belmonte: 'Ni tan bella ni tan hermosa'

Columna de opinión del catedrático de Literatura de la UMU para el programa Hoy por hoy Murcia

El micromentario de Pepe Belmonte: 'Ni tan bella ni tan hermosa'

El micromentario de Pepe Belmonte: 'Ni tan bella ni tan hermosa'

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Murcia

¿Recuerdan aquella estrofa, que se convirtió en eslogan de una campaña turística, en la que se decía “Murcia, qué hermosa eres”? La frase de marras, por cierto, no la inventó ningún lumbreras del PP, que ya gobernaba por entonces, sino que pertenece al Canto a Murcia de la zarzuela titulada “La Parranda”, estrenada en Madrid en 1928, con música del maestro Alonso y libreto de Luis Fernández Ardavín, que era un periodista, además de poeta y guionista de cine, del que ya nadie se acuerda.

Pues bien, no sé qué habrán pensado -pero es fácil imaginárselo- los turistas y visitantes que vinieron a la capital de la Región en estos días pasados, cuando vieron el estado tan lamentable de nuestras calles, especialmente el día del Bando de la Huerta.

Murcia no olía, precisamente, a flores, a azahar ni a paparajote, que es lo suyo en esta época, sino a vómito, a pipí fresco, a caca humana, a basura y a alcohol. Yo mismo fui testigo de tal prodigio en mi paseo por las cercanías de la Universidad de Murcia, con miles y miles de incontrolados muchachos y muchachas, dejados de la mano de Dios, con pocos policías locales por las cercanías que pusieran un mínimo de orden.

La imagen era deplorable, como para salir corriendo, que es lo que yo hice. Más que un lugar tranquilo y apacible, como es habitualmente la capital, con su buen clima y su excelente gastronomía, amén del carácter afable de sus gentes, parecía un paisaje después de una guerra, con centenares de personas, entre ellas muchos menores, ebrias, borrachas por completo, tiradas en las aceras, revolcándose en la suciedad. Y las ambulancias -pobres sanitarios, que siempre tienen que pagar el pato-, con más de cuatrocientas personas atendidas, haciendo su trabajo a toda prisa, con el sonar de sus sirenas, como si hubiera caído sobre la ciudad una bomba atómica. El fin del mundo, con las trompetas del Apocalipsis y toda la parafernalia, debe de ser algo muy parecido.

Supongo que todo es cuestión de cultura. Que esos chicos y chicas, que llevaban el traje tradicional huertano de una manera estrambótica e irreconocible, ya deberían venir educados de sus propias casas y saber lo idiota que se vuelve uno cuando ya no controla por el alcohol u otras sustancias aún peores.

El pasado martes, el día del Bando, la Huerta no estaba tan risueña, como se proclama en el conocido “Himno a Murcia”. Y las autoridades deberían plantearse muy seriamente si es esta la imagen de nuestra ciudad en fiestas que queremos que dé la vuelta al mundo y que nos represente.

Murcia, en ciertas ocasiones, no es tan bella ni tan hermosa.

Pepe Belmonte

 
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