22 años del accidente que costó la vida a 12 ecuatorianos en Lorca

Lorca

Norman, Aída, Santos Xavier, Roberto, Leonso o Gladis son los nombres de algunos de los 12 ecuatorianos fallecidos el 3 de enero de 2001 en Lorca y que desde este martes un monolito ubicado en la Plaza Republica Ecuador rinde homenaje a estas personas que perdieron su vida cuando se dirigían a trabajar en una furgoneta que fue arrollada por un tren de cercanías en un paso a nivel sin señalizar.

Sus familiares han estado presentes en el acto conmemorativo y han relatado que "su recuerdo siempre seguirá en nuestro corazón". Además del alcalde de Lorca, Diego José Mateos, la concejala de Diversidad, Antonia Pérez, miembros de la Asociación Nuevos Lorquinos y la Cónsul de Ecuador, Aisha Moncayo.

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El accidente destapó las condiciones laborales del sector agrario, una época, en la que la mayoría de los trabajadores agrícolas carecían de contrato laboral y papeles.

A lo largo del 2022 se han seguido produciendo accidentes laborales en las carreteras de nuestra Región ya que se producen yendo o volviendo del lugar de trabajo y el chófer jornalero se siente agotado. Aisha Moncayo, Cónsul de Ecuador ha manifestado que están manteniendo encuentros con los sindicatos y que van a exigir más controles para que se cumpla la normativa.

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Precarias condiciones laborales de los inmigrantes en aquel momento

El accidente de 2001 sirvió para visibilizar las precarias condiciones laborales de los inmigrantes en España en aquel momento y abrió además la puerta al primer proceso de regularización masiva de los extranjeros indocumentados en el país.

El proceso penal para depurar las responsabilidades del siniestro que concluyó en 2003 con la condena a tres años de cárcel del conductor de la furgoneta siniestrada, aunque la pena fue conmutada por su expulsión del país y supuso la deportación del chófer en las semanas siguientes con la prohibición de regresar a España en los tres años siguientes.

Fue acusado de 12 delitos de homicidio involuntario por imprudencia grave y un delito de lesiones en la persona de N.V.P, entonces una niña de 13 años, que sobrevivió al siniestro, y de un delito de imprudencia grave al provocar el descarrilamiento del tren.

Los 44 familiares directos de los fallecidos y la niña que resultó herida fueron indemnizados a lo largo del año 2002 con dos millones de euros por la compañía aseguradora del furgón.