Se siguen sucediendo las muestras de apoyo, entre los socialistas lucenses, a José Ramón Gómez Besteiro
Los últimos en manifestarse han sido el portavoz en el parlamento gallego, Luis Álvarez, y el diputado nacional, Javier Cerqueiro
José Ramón Gómez Besteiro en la sede del PSOE / PSdeG-PSOE
Lugo
Se siguen sucediendo las muestras de apoyo, entre los socialistas lucenses, a José Ramón Gómez Besteiro tras su nombramiento como nuevo delegado del Gobierno en Galicia.
Los últimos en manifestarse han sido el portavoz del PSOE en el parlamento de Galicia, Luis Álvarez, y el diputado nacional y ex jefe de gabinete de Besteiro cuando presidía la Diputación de Lugo, Javier Cerqueiro.
Luís Álvarez deslizaba al respecto de sí Besteiro podría ser candidato a la Xunta, que “puede ser buen candidato a cualquier cosa para la que se postule”.
No duda que “va a hacer una gran labor en la delegación del Gobierno en Galicia”, como, dice, que ha hecho “el actual ministro de Sanidad, José Manuel Miñones”.
“Besteiro va a hacer una gran labor, la hizo como presidente de la Diputación habilitando medidas que evitaron la discriminación, que luego siguieron otras diputaciones socialistas. Besteiro es una persona llena de ideas que van hacia un modelo social más justo. Puede hacer una buena labor en cualquier ámbito”, ha presumido Luís Álvarez.
El que fuera su jefe de gabinete y diputado nacional, Javier Cerqueiro, ha confesado que “en el plano personal” siente “una tranquilidad enorme”.
Al mismo tiempo ponía el acento en “que han sido años duros para Besteiro, y es de justicia que se le haya nombrado delegado del Gobierno en Galicia”.
“Estoy muy feliz, además creo que en ese puesto lo va a hacer fenomenal. Esto le da una solidez tremenda al partido. Es un valor que no se podía perder y va a dar mucho que hablar”, augura sobre el futuro del nuevo delegado del Gobierno.
Son dos voces más que se unen a las del ex alcalde Orozco, la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, o el presidente de la Diputación, José Tomé, que han puesto en valor el regreso a la primera línea política de Besteiro después de siete años de “calvario” judicial.
