Sánchez Aguilera, un cuartel tiene la llave de un nuevo Ferrol

Ferrol

La huella militar sigue caracterizando la imagen de marca de Ferrol, ciudad privada de un contacto directo con el mar en buena parte de su franja litoral por instalaciones históricas como el Arsenal, pero que tiene en suelo carente ahora de usos castrenses la piedra en la que apoyar la construcción de su futuro.

No ha sido sencillo ni corto el recorrido que condujo al pasado 7 de marzo, cuando el Concello ferrolano sacó adelante el convenio con el Ministerio de Defensa, una operación urbanística paralizada desde 2015 y que ahora ha quedado desbloqueada, sin cambios en el documento que ultimó el entonces alcalde, José Manuel Rey Varela.

El actual regidor, Ángel Mato, ha logrado su aprobación a poco más de dos meses de las elecciones municipales, cuya inminencia no impidió un poco habitual acuerdo entre las dos principales formaciones del consistorio, un PSOE en minoría al frente del gobierno local y un PP que no confirmó su respaldo hasta tres días antes del pleno.

Ferrol en Común se abstuvo, aunque admitió que a la ciudad naval le toca quitarse de encima el problema, y el BNG votó en contra y reiteró que sale favorecido el Ministerio de Defensa, mientras que el Concello, critica, evita abrazar su propuesta de impulsar nuevas zonas verdes en la mayor de las diez parcelas cedidas.

Es el antiguo cuartel Sánchez Aguilera, en su día en manos del Ejército de Tierra y cuya ubicación estratégica está llamada a ser el germen de un nuevo barrio que permita una unión efectiva entre varios núcleos del casco urbano ferrolano.

En sus costados, tanto una avenida do Rei que une la zona histórica con la barriada de Canido como la de Compostela, en la que se asientan las estaciones de autobuses y de ferrocarriles; al norte, la carretera de Catabois, línea de Canido al extrarradio y que en su tramo inicial acoge al acuartelamiento de la Guardia Civil en la ciudad.

El propio consistorio promueve este sábado una visita guiada para la ciudadanía a esta parcela, nada menos que 90.000 metros cuadrados de superficie como protagonistas del "proyecto más transformador de la ciudad en décadas", apunta el ejecutivo socialista.

Del cajón del olvido han empezado a salir ideas ya esbozadas en las últimas décadas, como una residencia universitaria a instalar en tres de los antiguos pabellones de soldados, pero también se contemplan dependencias deportivas o una nueva sede judicial que permita aliviar el limitado recinto de la calle Coruña.

Ampliar

Más discutidos desde la oposición son las propuestas, que recoge el convenio, de que Defensa, que asumirá los 13 millones de euros que costará su reurbanización, pueda dar luz verde tanto a una zona comercial como a otra residencial, alternativas que el Gobierno central supedita al interés de promotores por el atractivo que presente el área.

En la rúbrica oficial del pacto, el director gerente del Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa, Sebastián Marcos Morata, hizo suyo el lema "Ferrol está ganando", con el que el Concello de Ferrol está desplegando una campaña informativa en las últimas semanas para reivindicar el alcance del acuerdo.

Un documento, además, ante el que Mato pareció abrir la puerta a que tenga continuidad con otros semejantes en aras de que la administración municipal se haga con otras instalaciones que paulatinamente han perdido sus funciones militares.

Por lo pronto, el consistorio detentará posibilidades en el uso dotacional y aprobará 17.500 metros cuadrados de zonas verdes, con la residencia universitaria como primer proyecto que empieza a ver la luz tras una visita de representantes de la Universidade al recinto.

Además de este complejo, el acuerdo incluye el antiguo polvorín de Mougá, el polígono de tiro de Catabois, el cuartelillo de San Luis, el campamento y el cuartelillo de Covas, el polígono de tiro de Doniños, la estación torpedista de San Felipe, el observatorio meteorológico de Monteventoso y la estación de radio de Mandiá.

En este último caso, su superficie permitirá que Ferrol cumpla su aspiración de ganar suelo industrial en un entorno próximo al puerto exterior, mientras que otros emplazamientos subyacen con un claro poder seductor en el turismo.

Monteventoso brilla en este ámbito con la intención, avalada por la Deputación, de recuperar baterías de costa antaño empleadas por Defensa y que con su ubicación y sus vistas aspiran a un hueco privilegiado en las guías sobre la comarca.

Mientras el Sánchez Aguilera quiere olvidar su deterioro o su condición de cementerio de coches, cuya retirada arrancó hace unas semanas, Ferrol empieza a alumbrar una operación urbanística que apuntale una ola, la de su recuperación económica, concebida a partir de los nuevos contratos para el naval ferrolano.