"Las bombas no pueden parar la cultura. Mañana abrimos"

Los libros son los involuntarios protagonistas de una de las páginas negras de nuestra historia. Las piras en las que arden libros son un símbolo del fanatismo, la intolerancia...que en la literatura retrató Ray Bradbury en 'Fahrenheit 451', pero que nazis y franquistas encendieron en el mundo real. De ataques al mundo del libro va 'Allí donde se queman libros. La violencia política contra las librerías (1963-2018)', escrito por Gaizka Soldevilla y Juan Francisco López.

Cuenta Fernández Soldevilla en 'La ventana Euskadi' que los ataques violentos contra el mundo del libro son muchos más de los que los propios autores esperaban. "El origen de este libro iba a ser un pequeño informe de 20 páginas", dice, hasta que, a medida que revisaban documentos descubrieron que "eran muchos más de los que habíamos pensado, empezaron antes y terminaron más tarde".

En el libro se refieren a estos ataques como "bibliofobia violenta". "Bibliocausto es el término que se usó para los ataques durante el franquismo y la posguerra, que eran más graves: se fusilaba a escritores", recuerda el historiador. "Era un término demasiado grande para lo que vino después, aunque sigue habiendo ataque con bombas a escritores, a librerías, a ferias, a revistas, a distribuidoras, a editoriales, etc." explica.

225 ataques, "solo la punta del iceberg"

El primer ataque que han documentado se produjo en 1962 contra una librería-taller de Santander, cuyo propietario había firmado un manifiesto de apoyo a los mineros asturianos que estaban en huelga. Según Fernández, "le empapelaron los cristales con pasquines de Falange amenazándole. Tuvo una pérdida económica muy importante porque la gente ya no se atrevía a entrar. Se salvó porque era también galerista y un amigo le compró cuadros". La última en 2018 fue una librería proindependentista que recibió pintadas neonazis. la última documentada, porque el historiador asegura que muchos ataques no se han denunciado. Pone un ejemplo de un librero de Santander, del que han certificado que sufrió tres ataques cuando en realidad sufrió 30. "Los 225 que hemos documentado son solo la punta del iceberg", concluye.

El 87 por ciento de los ataques fueron obra de la ultraderecha. "Su fijación por la cultura es obsesiva. Son los que más atacan a libros, cines, salas de arte, teatros, conferencias..." En cualquier caso, destaca Fernández Soldevilla, sean de izquierdas o de derechas su modus operandi es el mismo. Las tres librerías más atacadas son 'Tres i Quatre' en Valencia, 'Antonio Machado' en Madrid y 'Lagun' en San Sebastián. Las tres siguen abiertas, "porque las tres han tenido libreros muy firmes y comprometidos, que han aguantado de todo. Había una librería de Getxo, 'Jakintza', que fue atacada y el librero puso un cartel que decía: "Las bombas no puede parar la cultura. Mañana abrimos". También se ha producido en los tres casos una reacción solidaria y de compromiso de los clientes, que compraban libros rotos, quemados...

El libro, un arma homicida

Gironella, Ramiro Pinilla, Raúl Guerra Garrido, Fuster...son algunos de los escritores que han sido atacados de manera seria, con bombas incluso. En el colmo de la crueldad, ETA llegó a enviar libros bomba para atentar contra sus objetivos, como ocurrió con el periodista Gorka Landaburu. "Lo más perverso que le puedes hacer a un libro es convertirlo en un arma homicida", concluye Fernández Soldevilla.