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Los 900 de David Silva

En su partido 900, el canario lanza a la victoria de la Real Sociedad, con goles de Kubo y Barrenetxea (2-0), contra un Elche que, pese a ser colista, no arroja la toalla, porque tuvo tres ocasiones claras

¿Qué tiene que pasar para que David Silva renueve? Responde Imanol.

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San Sebastián

David Silva jugó contra el Elche su partido 900 en su su trayectoria deportiva. ¡Es una pasada! Pero lo que es de otro planeta es que en su partido 900, con 37 años, el mediapunta canario haya sido el jugador clave de la victoria de la Real Sociedad, un triunfo balsámico con el que rompe su mala dinámica, porque no ganaba en casa desde el 14 de enero. El partido se jugó al ritmo que quiso siempre Silva, todo giró en torno a su imaginación, a ese fútbol diferente que sólo él es capaz de ver. De su magia salió el pase del gol de Kubo, a quien ya había servido antes dos asistencias que debían haber acabado en gol en la primera parte. El ’mago de Arguineguín‘ demostró que es eterno y que tiene que seguir otra temporada más. Lo contrario sería un sacrilegio contra este deporte; porque al nivel que está, no se le puede dejar escapar. Cuajó una actuación soberbia y lanzó a la Real hacia el triunfo contra un colista que parece desahuciado, pero que enseñó a todo el mundo que no se rinde. Los de Machín vendieron cara su derrota y tuvieron tres ocasiones claras, con disparos desde fuera del área. Siguen colistas, lejos del milagro, a pesar de su buena voluntad. La Real rompe su mala dinámica, suma 48 puntos, llega al parón en Champions, a tres del Atlético y con tres de renta sobre el Betis.

El partido comenzó con el guion esperado, con la Real Sociedad asumiendo la responsabilidad de tener la pelota y el Elche bien replegado, tratando de cerrar vías hacia su portero, Edgar Badia, con su defensa de cinco. Eso sí, no renunciaba al ataque, y con salidas rápidas intentaba explorar las dudas de los txuri-urdin, presionados por su mala dinámica y porque Atlético y Betis aprietan y no perdonan en la pelea por la Champions. Se le notaba al grupo de Imanol algo tocado, con una marcha menos, con problemas para darle velocidad a su juego, algo que se antojaba vital para poder superar la poblada y solidaria defensa del conjunto franjiverde. Y eso que estaba sobre el césped David Silva jugando su partido 900 en su carrera deportiva. Se dice pronto. Pero el canario, siempre iluminado, necesita socios para dar sentido al juego realista. Y Brais Méndez, Kubo, Illarramendi y Sorloth lo intentaron, pero no estuvieron a su altura.

La Real dominó el primer tiempo con puño de hierro, porque apenas le dejó salir de su campo al Elche, pero sí se estiró éste en dos ocasiones para acabar con dos disparos desde fuera del área de Gumbau que obligaron a emplearse a fondo a Remiro para evitar que el colista se adelantara en Anoeta. El nerviosismo empezaba a notarse en la grada, porque la Real no era capaz de aprovechar sus múltiples ocasiones de gol. Parecía el día de la marmota. Tocaba y tocaba, y llegaba a posiciones de remate, pero… nada. Kubo fuera con todo a favor por dos veces, Brais por encima desde fuera del área, Sorloth rozando la cepa del poste delante de Edgar Badia… Así una y otra vez. La escopeta realista estaba averiada. Un partido para ir cómodo en el marcador se le estaba atragantando. El Elche renunciaba al ataque, pero llegaba vivo al descanso. Y eso preocupaba a los seguidores realistas. Pudo pitar penalti Sánchez Martínez con el tiempo cumplido, pero entendió que en el golpe que se llevó Kubo había previo juego peligroso del japonés. Así que se llegó al descanso sin goles en el marcador.

Se encargó Take de rebajar el estado de ansiedad de la Real y su afición, con su gol nada más volver de vestuarios. Por supuesto, todo pasó por las botas y por la imaginación de David Silva. El canario recibió entre líneas y sirvió un pase medido entre los centrales para que el japonés cruzara ante la salida de Badia. Estaba bordeando el fuera de juego, pero el colegiado y el VAR dieron validez a su posición. El quinto tanto en Liga del ex del Madrid daba tranquilidad a la Real Sociedad y suponía una pesada losa para un Elche que hasta ese momento se había defendido con mucha dignidad, pero que se veía obligado a cambiar su plan de juego, en busca del empate. Con espacios, los donostiarras pudieron sentenciar el partido, pero volvió a faltar tranquilidad en el último pase y a sobrar precipitación para buscar la portería ilicitana.

No hacía demasiado el Elche en ataque, pero el resultado tan abierto le mantenía en el partido y le daba vida. Casi la encuentra Boyé con un disparo desde el pico del área grande, ante el que tuvo que responder con acierto Remiro. De nuevo, nervios en la grada. Y precipitación en los jugadores realistas. Inexplicablemente se enredaban ellos mismos. Movió el banquillo Imanol, y la Real empezó a correr buscando espacios. Los encontró sobre todo Barrenetxea, que fue quien sentenció el choque con un buen gol en la recta final. Se aprovechó de un regalo de la defensa ilicitana, agarró la pelota en la frontal, hizo dos quiebros y batió por bajo a Edgar. 2-0 y asunto finiquitado. Tres puntos de oro. Racha cortada. Y el milagro del Elche tendrá que seguir esperando, no será por lo sumado en Donostia.

Roberto Ramajo

Roberto Ramajo

Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...

 
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