Sociedad

Vitoria recuerda a las víctimas del 3 de marzo: "Lo pillaron aquí y le metieron un tiro en la tripa"

Representantes políticos y sindicales han homenajeado a los cinco trabajadores asesinados por la Policía en 1976

Vitoria

47 años después, Vitoria ha vuelto a recordar a los trabajadores asesinados el 3 de marzo de 1976 a manos de la Policía. Este viernes representantes políticos, sindicatos y ciudadanos a nivel particular se están acercando al monolito frente a la Iglesia de San Francisco para realizar ofrendas florales y recordar la memoria de los cinco trabajadores muertos por disparos de la Policía: Romualdo Barroso, Francisco Aznar Clemente, Pedro María Martínez Ocio, José Luis Castillo García y Bienvenido Perea.

Las víctimas del 3 de marzo siguen reclamando justicia. Los responsables de la matanza nunca fueron juzgados ni se aclararon las responsabilidades de Manuel Fraga, entonces Ministro de Gobernación y a cargo de la Policía, o de Rodolfo Martín Villa, ministro de Relaciones Sindicales. Los diferentes intentos para que la justicia intervenga no han obtenido frutos.

Este 47 aniversario llega además a las puertas de que se conforme la Fundación que se encargará del memorial del 3 de marzo que se va a abrir en la Iglesia de San Francisco, el templo en el que la Policía reventó a botes de humo y tiros la asamblea que miles de trabajadores pretendían celebrar el 3 de marzo de 1976, un día en el que se había convocado una huelga general para reclamar mejoras laborales en las fábricas de Vitoria.

"Empezaron a tirar bombas de humo dentro"

Durante todo el día vecinos de Zaramaga y trabajadores que estuvieron en la Iglesia se han acercado al templo. "Tranquilos, nos decía el cura, que en la iglesia de Dios no entran", recuerda un hombre ya jubilado que estaba dentro de la Iglesia. "Empezaron a tirar bombas de humo dentro y nosotros ahogados. Cuando salimos en fila india nos pegaron buenas hostias".

Otro testigo de lo ocurrido ha contado emocionado como consiguió escapar saltando una tapia: "Cuando llegué a casa le pregunté a mi madre que tenía en la espalda de las hostias que me habían pegado".

"De nuestra fábrica murió uno, salió de trabajar y lo pillaron aquí y le metieron un tiro en la tripa", nos ha contado otra persona a las afueras de la Iglesia. Otro compañero más recibió un tiro en el brazo y quería ir a por la policía : "El policía de rodillas con el fusil en la mano le decía "ven pa'ca, ven pa'ca", y porque le echamos mano y nos lo llevamos".

"Como se puede apretar así el gatillo, fue una pena", recuerda una mujer.

 
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