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Aumenta la represión a los activistas y periodistas en el Sáhara: acoso, arrestos domiciliarios y detenciones

Solicitan la ayuda y solidaridad de la comunidad internacional para que detengan su mirada sobre el Sáhara Occidental y denuncien la escalada de intimidación, represiones y abusos

Aumenta la represión a los activistas y periodistas en el Sáhara: acoso, arrestos domiciliarios y detenciones

Aumenta la represión a los activistas y periodistas en el Sáhara: acoso, arrestos domiciliarios y detenciones

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La situación para los activistas y periodistas en el Sáhara Occidental, controlado por Marruecos, ha empeorado desde que rompió el alto el fuego el 13 de noviembre y al día siguiente el Frente Polisario llamara a la guerra. Desde entonces, los marroquíes asedian las casas de los saharauis y ha aumentado la vigilancia de los defensores de los derechos humanos y de los militantes del Frente Polisario.

Ahmed Ettanji, de Equipe Media, describe la situación que se vive en desde El Aiún, la capital del Sahara Occidental, marcada por la fuerte presión y vigilancia militar: "Las casas de los periodistas están siendo vigiladas y la mayoría están bajo arresto domiciliario. Estamos retenidos como si fuésemos activistas" asegura el periodista quien sitúa el aumento de la represión sobre el Sáhara Occidental "tras la ruptura del alto el fuego". Asegura que "estamos viendo muchísimos convoyes militares y movimientos de material militar pesado marroquí en la zona".

Ettanji reconoce que tuvo dificultades para celebrar su boda con otra periodista saharaui por el acoso militar a ambas familias. El día del enlace, sus casas amanecieron rodeadas de policías, algunos vestidos de calle. Así están muchos de los activistas, encerrados en sus casas bajo vigilancia de los militares marroquíes.

Según explican, es el momento de más tensión después de una década. En aquél momento Marruecos desmanteló el campamento de Gdeim Izik a finales de 2010. Los episodios que fueron denunciados en aquél momento se reproducen ahora: por ejemplo, preparación de pruebas para inculpar y meter a personas en la cárcel.

Ahora solicitan la ayuda y solidaridad de la comunidad internacional para que detengan su mirada sobre el Sáhara Occidental y denuncien la escalada de intimidación, represiones y abusos.

El caso más mediático, Sultana Khaya

El caso de Sultana Khaya es especial porque esta activista y defensora de los derechos humanoslleva más de cien días encerrada en su casa familiar de Bojador custodiada por la policía marroquí. Ella y su familia han sufrido ataques cuando amigos y otros activistas las han intentado visitar. Además, los han denunciado en las redes sociales y en los medios de comunicación extranjeros.

Khaya forma parte del movimiento de resistencia civil a la ocupación de Marruecos. Su casa, como la de tantos saharauis, es un centro de reunión de la población y por lo tanto objeto de represión. Pero el asedio aumentó tras la ruptura del alto el fuego el 13 de noviembre, como comentaba antes.

Sultana sufre este acoso desde el 19 de noviembre cuando regresó de España al Sahara Occidental. Asegura que lo hizo por deber con su pueblo que está viviendo esta represión. Ella sí que se muestra de acuerdo con las decisiones que ha tomado el Frente Polisariode ir por la vía de la lucha ante la inoperancia de la ONU que todavía no ha designado a un nuevo enviado especial para el secretario general, después de que hace más de un año renunciara al puesto Horst Kohler.

La situación de Sultana se comenzó a difundir en los medios después de que un grupo de policías la agrediera a pedradas y también a su hermana en la puerta de casa. La activista bajó a la puerta de su domicilio a recibir a unas amigas que habían desoído la orden de aislamiento. En ese momento, la policía arremetió con piedras contra ella y una de sus hermanas. Sultana recibió uno de los golpes en el ojo sano (el otro ojo no ve) porque lo perdió, precisamente, en una manifestación estudiantil hace 15 años. Las amigas también resultaron heridas.

Lo que más llama la atención de hablar con Sultana Khaya es su convencimiento de que la policía y los militares marroquíes tienen la intención de asesinarla, como la vienen amenazando en el último mes. Ha confesado que llegará un día que "seré una mártir saharaui". No esperan nada de la ONU, por eso considera que es hora de que los saharauis tomen la palabra, y decidan la manera de cambiar la situación.

Tras la entrevista, Khaya agradecía la oportunidad "para explicar la situación del Sáhara ocupado en el mundo" y, además, añadía una petición: "Lo que quiero de ti es simplemente que llames o nos ayudes a poner la atención de la comunidad internacional para protegernos del sufrimiento por los abusos y violaciones de los agentes marroquíes en contra de los saharauis".

El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali, ha condenado lagrave agresión” a Khaya y ha solicitado a la ONU la adopción de un mecanismo imparcial para la observación y control de los derechos humanos en las ciudades del Sáhara Occidental. Además, a través de un comunicado del Polisario lamentóla inacción y el vergonzoso silencio ante este acto agresivo y bárbaras prácticas en las ciudades ocupadas del Sáhara Occidental, a la vista de Naciones Unidas y su misión en la región”.

El Frente Polisario exige así a España que asuma su labor de administradora del Sáhara Occidental para terminar con este estado de represión en que sufren los activistas saharauis.

Pruebas fabricadas

Sultana insistió en que el pueblo saharaui está en peligro, no solo ella. Hay miles de saharauis que no han salido hasta ahora, asegura, y otros conocidos que están en prisión.

Es constante que compañeros periodistas saharauis llamen con miedo por estar informando desde alguna de las ciudades del Sáhara Occidental. Algunos temen también por sus equipos porque o les roban o les entran en casa para quitarles el material de trabajo.

En cuanto a las condenas o pruebas, denuncian que son organizadas. Recientemente, dos activistas fueron detenidos en El Aaiún acusados por llevar 3 gramos de droga. Uno de ellos, Gali, es conocido por ser uno de los cofundadores de las células de estudiantes saharauis que levantaron la intifada en 2005. Además, les han trasladado a Agadir, en territorio marroquí, sin juicio, cuando la ley dice que solo se puede trasladar a los presos una vez se celebre el juicio.

Ocurre lo mismo en la ciudad de Esmara, las mismas acusaciones sobre diferentes periodistas. Por ejemplo, Oulali, cumple dos años de cárcel.

Se documentan ataques a periodistas, arrestos domiciliarios y vigilancia constante a la población saharaui. Y con un cambio de trato, más represivo y agresivo, desde el 13 de noviembre de 2020. Algo que no vivían desde hace una década, tras Gdeim Izik.

Precisamente, de ese grupo de Gdeim Izik, el periodista Lamin Haddi corre peligro. Fue detenido hace 11 años y condenado a 25 años por el tribunal militar en juicios sin garantías, según denuncian observadores y organismos internacionales, entre ellos Reporteros sin Fronteras en España.

Haddi lleva tres años en aislamiento y más de 50 días en huelga de hambre; ahora reivindica la revisión de su expediente judicial. Su madre se trasladó 1.200 kilómetros para visitarlo en la prisión esta semana y, después de tres horas esperando dentro, no la dejaron ver a su hijo. Otra forma de castigo. Se trata de una persona anciana. Como él, hay 39 saharauis presos políticos en cárceles marroquíes.

 
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