María Flores, médica de urgencias: "los aplausos a los sanitarios nos los merecemos toda la sociedad"

Albacete

Una médica del Servicio de Urgencias del Hospital General de Albacete ha escrito una carta para hablar de la importancia del sentido de la "identidad social compartida"; de la responsabilidad colectiva. Se llama María Flores, reconoce que estos días están siendo muy duros y que los aplausos que cada día están teniendo lugar en ciudades de toda España y a la misma hora para reconocer la labor del personal sanitario "nos los merecemos toda la sociedad". Esta es su carta y su entrevista en Radio Albacete:

Quizás el coronavirus es una poderosa llamada de atención.

Comprender el comportamiento humano en estas situaciones es importante. Las muertes y lesiones pueden deberse no solo a la naturaleza del desastre, sino también a factores humanos: decisiones, liderazgo e influencia social, políticas y prácticas de cuidados posteriores así como el comportamiento de la multitud, a la que a menudo se le atribuye pánico, desorganización y exceso de emociones. El grado y forma en que los responsables entienden las respuestas humanas, tiene implicaciones para la actuación segura y efectiva.

Los "instintos" rompen las normas sociales, si la supervivencia personal se convierte en la principal preocupación, resulta un comportamiento de pánico egoísta y competitivo. Que puede extenderse en un proceso de 'contagio', las personas copiamos sin crítica el comportamiento antisocial de los demás sin considerar las consecuencias (como las compras masivas que hemos realizado en supermercados).

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Durante situaciones inciertas o confusas, recurrimos (normalmente) a aquellos que deberían saber qué hacer. Esperamos instrucciones claras, informativas, de fácil acceso y sin ambigüedades. Responderemos de manera efectiva (cooperativa y ordenada), si nos das más en lugar de menos información.

Los mensajes también son importantes. Cuando una amenaza se enmarca en términos grupales en lugar de individuales, la respuesta pública es más sólida y efectiva. Si ciertas acciones se convierten en cuestiones comunitarias sujetas a normas colectivas, su violación provoca una presión colectiva. La mejor manera de evitar que las personas salgan cuando están mal o demanden recursos que necesitan menos que otros, no es simplemente cambiar las motivaciones internas sino también movilizar la desaprobación externa.

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Cuando dejamos de pensar en términos de 'yo' y pensamos en 'nosotros' desarrollamos el sentido de identidad social compartida. Comenzamos a coordinarnos, apoyarnos y asegurarnos de que los más necesitados reciban la mayor ayuda.

Una vez que se colectiviza la respuesta al coronavirus, con normas claras sobre la maximización del bienestar de la comunidad, somos menos dependiente de las fuerzas externas como la policía para regular los comportamientos. Como siempre, la mejor regulación es la autorregulación colectiva.

Así, es importante que todos nos lavemos las manos y nos cubramos al toser debido a las implicaciones para los demás y para nosotros mismos. Además, aunque podríamos tener derecho a correr riesgos por nosotros mismos, tenemos la obligación moral de evitar imponer riesgos a los demás (especialmente a aquellos que son vulnerables y a los que estamos conectados).

El comportamiento de las multitudes en emergencias es significativo y social. Mostramos más humanidad y preocupación por los demás que en la vida cotidiana. Las historias de heroísmo son comunes en emergencias y desastres.