La masiva llegada de menores no acompañados satura los centros de acogida de la comarca
Investigadores aseguran que los jóvenes migrantes tienen que dormir en el suelo en La Línea y Algeciras
Centro de menores Nuestra Señora del Cobre, propiedad de la Junta de Andalucía. / Cadena SER
Algeciras
La situación de los menores no acompañados en la comarca es insostenible. Los jóvenes migrantes que llegan al Campo de Gibraltar de la mano de las mafias del Estrecho o en pateras están durmiendo en el suelo de los centros de acogida del Campo de Gibraltar, según ha podido saber la Cadena SER. La afluencia de menas, como se les conoce, es el doble que la que se registró el mes de abril de 2017, que fue el año con las cifras más altas de la historia.
Los centros concertados y propios de la Junta de Andalucía están desbordados. Los hogares de acogida registran al mes más de 90 ingresos, cifra para la que no están equipados. Las organizaciones señalan que en lo que va de año se han recibido 320 ingresos. La provincia cuenta con siete centros de acogida y varios pisos, que no son suficientes ante la masiva afluencia de menores migrantes.
El investigador del Grupo de Investigación Estudios Árabes Contemporáneos de la Universidad de Granada, José Carlos Cabrera, denuncia el estado del centro de acogida del Cobre de Algeciras, que gestiona la Junta de Andalucía. "El Cobre está en ruinas. Entonces estos jóvenes una vez dentro de los centros públicos son derivados a privados, en los que los profesionales no tienen la debida formación. Es ahí cuando los menores deciden autoregular su estancia y se marchan al norte de España", asegura.
Las organizaciones criminales que actúan en el Estrecho captan a los menores y los transportan a la comarca en motos de agua. Estas mafias operan en los alrededores de Ceuta, Tánger y Casablanca. Una vez que los migrantes son localizados por las fuerzas del orden los miembros de las organizaciones acuden a los centros y allí vuelven a ofrecer un nuevo destino al menor.
La situación se hace imperiosa ante la inminente llegada del verano y con ella la afluencia masiva de menores no acompañados a través de las aguas del Estrecho.
