Arrancan las obras para ampliar el espacio peatonal en Atocha y Carretas
Los trabajos iban a costar 6,8 millones de euros aunque finalmente se han adjudicado por un importe de 4,3 millones; el plazo de ejecución es de 18 meses

Ayuntamiento de Madrid

Madrid
Vía libre para el inicio de las obras que permitirán ampliar el espacio peatonal en la zona Centro. Cuando dentro de un año los trabajos estén acabados, la madrileña calle Atocha tendrá un solo carril por sentido para el tráfico privado.
En sentido subida, hacia Antón Martín, Atocha dispondrá de un carril exclusivo para autobuses y taxis y otro limitado a 30 kilómetros por hora para compartir entre el vehículo privado y la bicicleta. En sentido bajada, en cambio, hacia la glorieta de Carlos V, habrá un ciclo carril durante todo el tramo.
Tras esta reforma, la calle Atocha contará con unas aceras más amplias, nuevos pasos de peatones y fuentes para beber, además de disponer de nuevo alumbrado público y una reordenación de los aparcamientos y el mobiliario urbano.
En el caso de la peatonalización de Carretas el Ayuntamiento de Madrid pretende que pueda estar terminada para antes de las próximas navidades. Esta reforma servirá para dar continuidad al eje comercial Fuencarral - Montera - Sol, que de esta forma se prolongará hasta la plaza de Jacinto Benavente.
Las obras ya han comenzado este viernes con las labores previas de señalización, aunque no será hasta el lunes cuando empiecen de forma intensa. “Se desarrollarán en las aceras en tramos de dos o tres manzanas alternando ambos márgenes de la calle y la mayor intensidad de trabajo se concentrará durante los meses de verano para minimizar las afecciones a los ciudadanos”, según explica el Ayuntamiento.
4,3 millones de euros va a invertir el Gobierno municipal en esa doble actuación, cuyo fin último es el mismo de la futura Gran Vía: dar una mayor relevancia al peatón, la bicicleta y el transporte público, frente al vehículo privado que seguirá perdiendo protagonismo.