Qué pasaba en Cuenca cuando fue declarada Patrimonio de la Humanidad
En el espacio ‘Páginas de mi desván’ tiramos de hemeroteca para recordar otras noticias de finales de noviembre y principios de diciembre de 1996
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Noticias de El Día de Cuenca del 7 de diciembre de 1996. / Cadena SER
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Cuenca
¿Qué pasaba por Cuenca en aquellos días finales de noviembre y primeros de diciembre? Eso es lo que nos ha contado esta semana José Vicente Ávila en el espacio ‘Páginas de mi desván’ de Hoy por Hoy Cuenca emitido este martes 13 de diciembre desde el salón de plenos del Ayuntamiento de la capital para conmemorar los 20 años de la declaración de Patrimonio de la Humanidad.
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Qué pasaba por Cuenca cuando fue declarada Patrimonio de la Humanidad
En las semanas previas a la Declaración de Cuenca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, el instituto “Alfonso VIII” celebraba una serie de actos para conmemorar el 50 Aniversario de la inauguración del actual edificio, destacando un acto académico en el salón de actos del propio centro, que en 1996 dirigía Juan José Gómez Brihuega, y al que asistieron más de 200 personas. En esas fechas se daba a conocer que a lo largo de la historia del instituto de Cuenca, de 150 años, primero en el edificio de la Merced y durante muchos años en Palafox, hasta que en 1946 se inauguró el edificio actual, que cumplía por tanto su cincuentenario, había tenido 37 directores, 754 profesores y 28.477 alumnos.
150 aniversario de la Escuela de Magisterio
Curiosamente también se daban a conocer en esos días de diciembre que la Escuela de Magisterio iniciaba los actos del 150 Aniversario con una exposición conmemorativa, conferencia de Clotilde Navarro sobre los primeros cien años de estudios de Magisterio y otros actos que se fueron celebrando a lo largo de las siguientes semanas hasta el mes de abril. Martín Muelas, director de la Escuela de Magisterio ofrecía el dato de que 15.000 alumnos habían pasado por la Escuela. Veinte años después, el edificio cincuentenario que impulsó Rodolfo Llopis era historia y la Escuela tiene su sede actual en el campus de Cuenca.
El Tormo de Oro para José Luis Coll
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Artículo de J. V. Ávila en 'El Día de Cuenca' el 7 de diciembre de 1996. / Cadena SER
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Artículo de J. V. Ávila en 'El Día de Cuenca' el 7 de diciembre de 1996. / Cadena SER
En la última semana de noviembre se celebraba la XIII Semana Gastronómica de Cuenca que organizaba el recordado Pedro Torres, en su Figón, con la entrega del Tormo de Oro a un artículo periodístico. En ese año de 1996 el ganador del Trofeo fue nuestro reconocido conquense José Luis Coll por su artículo “Comerse Cuenca”, publicado en “Abc” y en “El Día Viajero”, y al que se habían presentado 67 trabajos. El acto de entrega del premio y la correspondiente comida de “menú largo y estrecho”, que solía realizar Pedro Torres, tuvo lugar en el restaurante de las Casas Colgadas (otro icono a recuperar) y cuando José Luis Coll recibió el galardón pronunció unas palabras en las que señalaba que “es el premio más extraordinario que he recibido en mi vida…” y entre lágrimas se le quebró la voz por la emoción al hablar de Cuenca, para terminar diciendo, “claro que me comería a Cuenca poco a poco”, recordando sus raíces familiares, su infancia y el hecho de ser conquense, cosa que muy pocos pueden decir”, proclamaba con orgullo y rotundidad.
En ese almuerzo en las Casas Colgadas, el abogado Emilio Sánchez Pintado, que había sido diputado por Cuenca, anunciaba a los medios informativos que traía la confirmación de que en la reunión que iba a celebrar en la semana siguiente el Comité Ejecutivo de la UNESCO en México, se aprobará la declaración de Cuenca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, si no existe algún desastre o contratiempo, pues su compañero de bufete, Félix Fernández Shaw, que había sido embajador de España, ostentaba la vicepresidencia del Comité Ejecutivo de la UNESCO. Y no se equivocó.
Otras noticias
En esos días previos, el Alcampo comenzaba su andadura en Cuenca reinaugurando el centro comercial que había albergado al Pan de Azúcar y Jumbo; una Escuela Taller comenzaba a restaurar el Claustro de la catedral, que llevaba más de un siglo cerrado y la Comisión del Ferrocarril se planteaba cambiar de estrategia porque las reuniones a nivel institucional no estaban dando los resultados deseados y creían que “habrá que recurrir a la sensibilización de los conquenses en defensa de su tren”, señalaban los componentes de esa comisión, inasequibles al desaliento ferroviario.