Sociedad
Siempre al pie del cañón

Siempre al pie del cañón: profesiones que, como la radio, no han echado el cierre ni un solo día (II)

En este 90 aniversario de Radio Alicante, hemos querido rendir nuestro pequeño homenaje a todos esos sectores que tampoco han cesado nunca su actividad, pese a pandemias, guerras, inundaciones o cualquier otro imprevisto que pudiera surgir. Sectores en los que el servicio a la ciudadanía es lo primero, por encima de cualquier otra cuestión

Profesiones del ámbito sanitario. Foto: Getty Images / Morsa Images

Alicante

La radio es un medio de comunicación que, desde su nacimiento, siempre ha acompañado a la gente: en sus casas, en el coche, en el trabajo, en los eventos deportivos. No hay día que alguien, aunque sea de pasada, no escuche la radio y eso es normal teniendo en cuenta que es el único medio que no ha echado nunca la persiana.

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La Cadena SER, desde sus inicios, ha estado siempre al pie del cañón, día a día, informando y entreteniendo a la gente sin fallar ni una sola vez. Incluso la prensa escrita cierra dos veces al año, en Navidad y en Año Nuevo. Sin embargo, la programación de la SER no falla, ni en esos días tan señalados.

Por eso, en este 90 aniversario de Radio Alicante, hemos querido rendir nuestro pequeño homenaje a todos esos sectores que tampoco han cesado nunca su actividad, pese a pandemias, guerras, inundaciones o cualquier otro imprevisto que pudiera surgir. Sectores en los que el servicio a la ciudadanía es lo primero, por encima de cualquier otra cuestión. En esta segunda parte del reportaje, nos centramos en profesiones del ámbito sanitario. En concreto, una médica de urgencias, una enfermera y una farmacéutica.

Begoña Espinosa Fernández, médica de urgencias del Hospital General Doctor Balmis de Alicante

Responsabilidad y orgullo. Así describe Begoña Espinosa, médica de Urgencias del Hospital General Doctor Balmis de Alicante, la importancia de pertenecer a uno de los colectivos esenciales como es el personal sanitario. En su familia no había ningún sanitario pero una serie americana de emergencias que veía cuando era pequeña hizo que se decantara por esta profesión. Ella se formó en el año 2012 en Medicina Familiar y Comunitaria para ejercer en Atención Primaria pero en su tiempo libre se formó en Urgencias, ya que a día de hoy no existe esta especialidad en España. Por ello, considera necesario crear la especialidad de Urgencias y Emergencias.

“El pensar que la gente tiene unas necesidades y que tú estás ahí para cubrirlas, independientemente de las que sean, es un orgullo y una responsabilidad porque no siempre puedes dar la respuesta que la persona te está pidiendo. La gente depende de ti en un momento crítico de su vida y no siempre puedes responderles como ellos se merecen”, señala Espinosa.

Actualmente, la altas cargas de trabajo están haciendo pasar momentos complicados al personal sanitario. La atención a los refugiados ucranianos que llegaron a Alicante huyendo de la guerra también les ha dejado situaciones muy dolorosas a nivel personal y emocional. Cuenta que, en varias ocasiones, estaban en consulta con pacientes ucranianas que, tras recibir una llamada en el móvil, les comunicaban el asesinato de sus maridos. “Lloramos todos, se me ponen los pelos de punta porque nos pasó dos veces” lamenta la doctora. Por otro lado están los momentos satisfactorios, como por ejemplo, ver a un paciente al que le puedes dar una calidad de vida aunque sea durante tres horas en Urgencias o conseguir sacar a una persona de una parada cardiorrespiratoria y que el paciente pase de la UCI a planta. “Recuerdo una mujer que vino con el padre, que tenía un gran dolor y estaba a punto de fallecer, pero lo hizo en un box central tranquilo y sin dolor”. La pandemia de la Covid-19, además, supuso un momento de “incertidumbre” y “miedo” para todo el personal sanitario. Explica que tenían en mente el ébola y que “no sabían a lo que se enfrentaban”.

Begoña Espinosa, médica de urgencias en el Hospital General Doctor Balmis de Alicante

También se hace difícil no estar con los seres queridos en fechas señaladas por las guardias. Para Begoña Espinosa dura es cualquier guardia que no te deje estar con tu familia, por una comunión o porque todos tus amigos han quedado ese domingo para comer y tú no puedes. “Es muy duro que tu familia te esté preguntando qué días no tienes guardia porque nos queremos juntar para comer. No sé si merece la pena o no, yo sé que he elegido una profesión y una especialidad que en mi trabajo tengo que hacer guardias, está dentro de mi ritmo de trabajo y es lo que hay. Si no hubiera estudiado otra cosa que no tuviera guardias y que sepa que todas las noches voy a dormir en casa” relata.

Sobre cómo perciben los ciudadanos al personal sanitario, Espinosa cree que “con el tiempo la percepción ha ido decayendo” y considera fundamental la “educación sanitaria”. Cree que, pese al gran trabajo y esfuerzo que se hace desde Atención Primaria, principalmente desde el colectivo de Enfermería, el sistema está fallando porque no hay tiempo en los centros de salud para que el paciente entienda cuándo algo es “urgente” y cuándo algo es “demorable”. “No hay tiempo para poder educar al paciente, que en muchas ocasiones no sabe diferenciar y termina viniendo al lugar que está abierto 24 horas. Eso es lo que está haciendo que la población nos esté viendo peor que nos veía antes”.

Amparo Escribano, enfermera del centro de salud de Ciudad Jardín

Ayudar a la gente. 35 años lleva ejerciendo como enfermera Amparo Escribano, ahora en el centro de salud de Ciudad Jardín en Alicante aunque también ha trabajado en UCI o en la planta de enfermedades digestivas. Admite que eligió esta profesión cuando era muy pequeña porque veía como un vecino, que era ATS, se encargaba de cuidar de todos ellos, algo que le llamó mucho la atención. “Me gustaba cuando venía y ayudaba a alguien o para pinchar a mi padre cuando tenía mucho dolor” destaca.

Durante su dilatada carrera como enfermera, considera que los momentos más duros que ha vivido han sido los años en la Unidad de Cuidados Intensivos o durante la pandemia de la Covid-19. “Hemos pasado mucho miedo y hemos trabajado mucho. En los centros de salud tuvimos que hacer una labor de detección porque éramos la primera barrera, intentar aliviar un poco y hacer detección precoz de todos los casos que salían”. El momento complicado era cuando terminaba la jornada de trabajo y había que regresar a casa con los familiares. “Teníamos miedo porque nos juntábamos con nuestros familiares sin saber si los podíamos contaminar”. Los momentos más satisfactorios, indica, cuando un paciente entra a una UCI en malas condiciones y gracias a tu trabajo y tu esfuerzo esa persona puede salir adelante.

A lo largo del año, aunque sobre todo en invierno, las consultas por enfermedades respiratorias como la gripe son lo mas habitual en los centros de salud pero Escribano destaca la gran labor que se realiza desde la Atención Primaria. “Hay mucha gente que no tiene ayudas, personas mayores que están solas, hay que hacer una educación sanitaria a la gente, muchos diabéticos que no están controlados y no saben lo que tienen que hacer. Hay que hacer vigilancias a domicilio, enseñar a las familias. Hacemos, en definitiva, una labor de prevención de enfermedades”. Tras la pandemia, admite, se han encontrado con mucha gente descontrolada, que no ha acudido reiteradamente al centro de salud y ahora tienen que hacer mucho hincapié con ellos. “Ahora hay mucho miedo con cualquier cosa” destaca.

Amparo Escribano, enfermera en el centro de salud de Ciudad Jardín. Foto: Joaquín P. Reina / JOAQUIN P. REINA

Para la enfermera Escribano las guardias en momentos señalados son ya historia pero recuerda las que tuvo que hacer cuando trabajaba en la UCI. “Las más guardias más duras son casi siempre, todos los compañeros dicen lo mismo, en Navidades. Yo por ejemplo soy de Valencia, con lo cual para mí hacer una guardia en una Nochebuena significa no estar ni esa noche ni en Navidad con mi gente. O también cuando ha coincidido con alguna celebración familiar siempre te encuentras fuera”.

La pandemia ha hecho también que haya un mayor reconocimiento al trabajo de los sanitarios. “Yo creo que a raíz de la pandemia se nos está valorando un poco más, antes yo creo que se nos valoraba pero la gente te conocía mas cuando llegaba al hospital, ahí sí que tienen una buena valoración tuya porque confían en ti para que les cuides”.

Sarah Myles Velasco, farmacéutica en la avenida Orihuela de Alicante

Garantizar la salud a todas horas y todos los días del año. Para Sarah Myles Velasco, farmacéutica que actualmente trabaja en la oficina de la avenida de Orihuela de Alicante, pertenecer a un colectivo de los llamados esenciales es “estar disponible para todos a todas horas”.

Considera una suerte que España sea uno de los países que cuenta con más farmacias por habitante y destaca que cada vez haya más oficinas que abran domingos o festivos o no cierren al mediodía. Desde siempre ha estado interesada en las Ciencias de la Salud y la farmacología le llamó la atención, además de por sus múltiples y variadas salidas profesionales, por el dinamismo de la farmacia o el contacto con el paciente. Sus inicios en la profesión no fueron fáciles ya que comenzó a trabajar unos meses antes del estallido de la pandemia de la Covid-19. Recuerda que, con la declaración del Estado de Alarma, se formaron largas colas porque los ciudadanos quisieron coger todos los medicamentos disponibles en la tarjeta sanitaria por miedo a un posible desabastecimiento.

En una farmacia, el trabajo durante las guardias depende un poco de la fecha y la zona. Myles asegura que las épocas más movidas son en verano. Admite que ella no es de las que pueda descansar durante una noche de guardia. “No terminas de descansar nunca porque siempre estás con el runrún de si alguien va a tocar el timbre. Depende de la guardia aprovechas para hacer unas cosas u otras e incluso adelantas si hay algo de trabajo pero es complicado descansar”. Reconoce que, a veces, es duro perderse algún momento especial por estar de guardia o trabajar algún domingo o festivo. “Es duro porque el tiempo es muy valioso y te pierdes muchas cosas pero hay gente que lo está pasando mal y necesita nuestra ayuda en cualquier momento. Nuestros familiares o amigos ya se han acostumbrado un poco a esta situación y lo asumen”.

Sarah Myles Velasco, farmacéutica en la Avenida de Orihuela de Alicante. Foto: Joaquín P. Reina / JOAQUIN P. REINA

La gran mayoría de personas que acuden a una farmacia de guardia lo hacen tras pasar por Urgencias. Lo mas habitual suele ser llevarse antibióticos o tratamientos para el door aunque admite que hay usuarios que aprovechan y también se llevan cosas puntuales que no son urgentes. Ella ha notado mucho la diferencia entre lo que es una “farmacia de guardia” de lo que es una “farmacia que abre todos los días del año”. “Cuando abres todos los días del año la gente aprovecha y viene a por cualquier cosa que puede venir entre semana, y los días de guardia en otras farmacias sí son mas recetas de urgencia o cosas importantes. Al final estamos dando un servicio y tampoco creo que debamos oponernos pero está claro que si estamos de guardia es para cosas urgentes”.

Sarah Myles cree que los ciudadanos consideran a los farmacéuticos como personas “cercanas” y de “confianza”. Muchos de ellos son clientes que van a la farmacia varias veces al mes a recoger la medicación a los cuales les conocen mucho. “Nos cuentan sus problemas, sus dolores, y eso nos ayuda mucho a la hora de poder hacer un buen consejo farmacéutico. En general, hay bastante respeto. Muchas veces, antes de ir al médico, vienen a la farmacia por si podemos ayudarles y eso se hace de manera muy cercana”. En otras ocasiones, esa confianza hace que les pidan cosas “curiosas” como productos que no tienen, enseñarles fotos para que les hagan un diagnóstico o, incluso, preguntar si en la farmacia hacen operaciones de cirugía estética.

 
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