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Historia

La calle del artista fallero Carlos Cortina

La toponimia de la Ciudad del Artista Fallero es una amalgama de personajes y elementos relacionados con el mundo de las Fallas, entre ellos el de artistas falleros como Carlos Cortina.

Luis Fernández nos lleva a la ciudad del artísta fallero

Luis Fernández nos lleva a la ciudad del artísta fallero

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Valencia

Nos acercamos irremisiblemente a los días grandes de la fiesta valenciana por antonomasia, las Fallas. Y es buen momento para dejarse caer por la Ciudad del Artista Fallero, en Benicalap, para contemplar los talleres a pleno rendimiento, y de paso, analizar la toponimia que predomina en aquel barrio.

La Ciudad del Artista Fallero fue durante años el gran anhelo del gremio de artesanos, necesitados de un espacio de trabajo adecuado, y que hasta su puesta en marcha se repartían por la periferia urbana en locales insalubres bajo unas condiciones de trabajo pésimas. Tras muchos proyectos de ida y vuelta, se colocó la primera piedra en 1964, en el Pla de Sant Bernat junto a Benicalap, en unos terrenos facilitados por la Marquesa de Paterna del Campo –que también da nombre a una calle del barrio- que alcanzaban los 90.000m2. La nueva ciudad satélite, término muy habitual durante aquellos años del desarrollismo, contaba con una zona residencial formada por bloques de viviendas alrededor de una zona central de equipamientos, pero lo más novedoso era la zona industrial formada por naves destinadas a la construcción de fallas. Las primeras fallas empezaron a salir de aquellas naves en 1968, y el Ayuntamiento, a petición del gremio de artistas, decidió bautizar las calles del nuevo barrio artesano con nombres de personajes relacionados con la fiesta, entre ellos evidentemente el de artistas falleros como Regino Mas, Carmelo Roda, Vicente Canet o Carlos Cortina.

Carlos Cortina (Tavernes Blanques, 1872 – València, 1949) es considerado uno de los artistas falleros más influyentes e innovadores del siglo XX, introductor del formato de falla piramidal -que ahora consideramos clásica- formada por un remate vertical con las escenas alrededor. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, en las especialidades de dibujo y decoración, alternando sus estudios con el trabajo de carpintero en el taller de su padre. No en vano, si en algo destacó a lo largo de su vida profesional fue por su destreza en el uso de la madera para construir grandes armazones y estructuras, como en la tribuna del I Congreso Eucarístico de València (1891), el gigante Tío Nelo de la Feria de Julio de 1900, en el pabellón flotante de Las Arenas (1903) o el Pabellón Municipal de la Feria de Julio de 1926. Pero su nombre quedará para siempre ligado a la fiesta de las Fallas por la calidad y el ingenio que aún a día de hoy destilan sus obras. Construyó un total de 36 fallas, pero colaboró en muchas otras, la primera en 1900 en la plaza del Almudín y la última el mismo año de su muerte, en 1949 para Convento Jerusalén. De entre todas ellas destacan las que construyó con el Círculo de Bellas Artes en la calle de la Paz y en la plaza de Mariano Benlliure, así como las que realizó en colaboración con otro de los grandes artistas de la historia: Regino Mas.

Por todo ello, una de las calles de la Ciudad del Artista Fallero, la situada más al este, casi coincidente con el camino de les Barraques de Lluna, entre las de Vicente Canet, y ahora la de Manuel Meliá Fuster “Don Pio”, fue rotulada como calle de Carlos Cortina.

 
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