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Historia

La avenida de los doctores Waksman y Schatz

Hoy que se cumple el aniversario del descubrimiento de la estreptomicina, cabría preguntarse si no sería más ético incluir en el nombre de la famosa avenida del Dr. Waksman el nombre de su destacado discípulo Albert Schatz.

Luis Fernández y la cuestionable calle al Dr. Waskman

Luis Fernández y la cuestionable calle al Dr. Waskman

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Valencia

Los reconocimientos públicos a personalidades que han destacado en esta u otra actividad requieren, en la mayoría de los casos, de un tiempo de reflexión suficiente como para evitar la habitual tendencia al elogio que provoca la muerte del homenajeado y, sobre todo, la necesaria perspectiva histórica que facilite una estimación objetiva de los logros alcanzados y su aportación a la sociedad que justifique su elevación al panteón del imaginario colectivo. Pero esta no es ni mucho menos la práctica habitual, y es por ello que en ocasiones nos podemos encontrar con personajes cuya inclusión en el espacio público conmemorativo es, cuanto menos, cuestionable. Uno de ellos sería el Dr. Waksman, y las causas por las cuales su nombre rotula una de la arterias más renombradas de Quatre Carreres.

Tal día como hoy, un 19 de octubre pero de 1943, el entonces estudiante de doctorado de la Universidad de Rutgers, Albert Schatz, trabajando en el laboratorio del prestigioso Dr. Waksman, descubrió la estreptomicina, un antibiótico usado para el tratamiento de la tuberculosis, entre otras muchas enfermedades, gracias al cual se han salvado millones de vidas en nuestro planeta, siendo considerado por ello un medicamento de vital importancia para la medicina humana. Pero esta historia de progreso social y éxito científico está llena de controversias y claroscuros.

Después de que Schatz, bajo la tutoría de Waksman, hallará el nuevo antibiótico, este último, como jefe del laboratorio y utilizando su prestigio como microbiólogo, se dedicó a divulgar el descubrimiento en laboratorios y publicaciones de todo el mundo sin mencionar que su pupilo había sido realmente el científico que había logrado aislar las cepas que acabarían por propiciar la estreptomicina. Para la humanidad alguien había sido capaz de crear un medicamento contra la terrible tuberculosis y su nombre era Selman Abraham Waksman, que a partir de entonces negó sistemáticamente la autoría de su alumno y se aprovechó económicamente de la patente del descubrimiento. Sin embargo, Albert Schatz no se quedó con los brazos cruzados y reclamó sus derechos a Waksman, con el que finalmente llegó a un acuerdo en el cual se reconocía su co-autoría, aunque tuvo que pagar un alto precio ya que la comunidad científica se alineo con el maestro, apartando al alumno hacia el ostracismo. De hecho, en 1952, Waksman fue condecorado con el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de la estreptomicina, y ni la organización, ni el propio científico, mencionaron el indispensable trabajo realizado por Schatz.

Ya en los años 60, la España franquista inició el conocido como Plan Nacional para la erradicación de la Tuberculosis, una enfermedad que había azotado con violencia al país durante la posguerra. Fue entonces cuando del Dr. Waksman se entrevistó con

Franco y fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Central de Madrid. Como homenaje, su nombre fue propuesto para rotular decenas de calles en otros tantos municipios españoles. En Valencia la petición fue cursada por el propio alcalde, Adolfo Rincón de Arellano, y su destino, una de las arterias más importantes del ensanche sureste, una vía diagonal entre la nueva entrada desde Alicante y la futura avenida de la Plata. Corría el año 1965 cuando se colgó el rótulo cerámico con el nombre de avenida del doctor Waksman. Varios estudios y publicaciones posteriores, en los años 90 y a principios del siglo XXI acabaron por legitimar la co-autoría de Sachtz en el descubrimiento de la estreptomicina, y antes de morir en 2005, excepto por la academia de Suecia, fue finalmente reconocido y condecorado por las universidades y el mundo científico. Por eso tal vez, desde la perspectiva actual sería más justo renombrar la antigua avenida del doctor Waksman como avenida de los doctores Waksman y Schatz.

 
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