El carrer de Miquel Grau, mártir de la Transición

Valencia

A pesar del tan manido eslogan de que la Transición española fue modélica, hay matices importantes que conviene no olvidar. En el año 1977, con las primeras elecciones libres que se iban a celebrar en España desde los años 30 como telón de fondo, el país sufrió una escalada de violencia reaccionaria, tanto por parte de los movimientos de extrema derecha, como por las bandas terroristas GRAPO y ETA. Entre secuestros, extorsiones y matanzas tan simbólicas como las de los abogados laboralistas de Atocha, siempre pasa desapercibida la muerte de Miquel Grau, asesinado la víspera del 9 de octubre de 1977 en Alicante, en un momento además especialmente convulso, ya que junto a los problemas provocados durante la construcción del sistema democrático que afectaron a todo el estado, en nuestra tierra se sumó el enfrentamiento político y social entorno a los símbolos y la identidad autóctona en lo que se vino a llamar como Batalla de Valencia.

Miquel Grau Gómez (Alacant, 1957 – 1977), fue un militante del Moviment Comunista del País Valencià asesinado por el impacto de un ladrillo lanzado por Miguel Ángel Díaz-Panadero, militante del partido de extrema derecha, Fuerza Nueva, durante los actos de celebración del 9 de octubre de 1977. Miquel y un grupo de compañeros del partido se encontraban el día 6 de octubre en la plaza de los Luceros de Alicante colgando carteles de la convocatoria del día nacional valenciano cuando desde un balcón superior, Díaz-Panadero lanzó un ladrillo que impactó en la cabeza de Miquel, dejándolo en coma y provocándole la muerte diez días después. Miquel Grau es considerado el primer mártir del proceso autonómico valenciano y su entierro se convirtió, tanto en Alicante como en Valencia, en una manifestación antifascista a favor de la libertad, la democracia y el estatuto.

Dos años después de la muerte de Miquel, en octubre de 1979, y ya con los Ayuntamientos renovados democráticamente y en Valencia bajo el gobierno del PSOE y el PCE, el Moviment Comunista del País Valencià al que pertenecía Miquel, pidió que una calle de la ciudad llevase su nombre:

“...cal rendir un homenatje a la memoria d’un jove que morí assasinat lluitant per l’estatut d’autonomia i les llibertats nacionals del nostre poble, el poble del País Valencià”.

Petición que un principio no fue atendida, alegando el Ayuntamiento la necesidad de tener mayor perspectiva histórica respecto a la figura de Miquel Grau. Sin embargo, en 1982, Esquerra Unida del País Valencià volvió a reclamar una calle para “el primer i únic màrtir de la lluita per l’autonomia del nostre país” y esta vez sí que fue aceptada, rotulándose la calle de Miquel Grau en Beniferri, junto al camino viejo de Paterna. El 14 de octubre de 1983 fue descubierto, en un acto sencillo organizado por su partido, el rótulo de cerámica que le da nombre.