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Monique Briones: "Cuando florecen los almendros, España entera se acuerda de los jardines"

La paisajista brasileña, afincada en Madrid, nos habla de su infancia difícil, su pasión por las plantas y su evolución personal y profesional en el libro 'De naturaleza indómita', que es toda una lección de vida

Monique Briones: "Cuando florecen los almendros, España entera se acuerda de los jardines"

Monique Briones: "Cuando florecen los almendros, España entera se acuerda de los jardines"

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Madrid

Estos días de frío, en los que los jardines duermen, es la ocasión perfecta para ir pensando en ese momento que va a llegar dentro de unas semanas: el tiempo en el que las plantas abandonan el letargo y vuelven a brotar de cara a la primavera. Es ahora cuando hay que limpiar el terreno, quitar las malas hierbas, y dejarlo todo listo para el despertar y el estallido de luz y color.

Sobre paisajismo hemos hablado, en Hoy por Hoy Madrid, con Monique Briones, una mujer hecha a sí misma, que llegó de Brasil hace 15 años, y que ha logrado forjarse un nombre en el mundo del paisajismo internacional. Su trabajo es su pasión y eso, aunque no se la conozca personalmente, se percibe con solo escucharla hablar.

Monique llegó a España impulsada por su eterno espíritu de búsqueda y evolución, aunque en ese camino también hubiera un pequeño intento de cerrar puertas y heridas. Y, a pesar de que los inicios no fueron fáciles (cómo iban a serlo, para alguien que llega a un país diferente, sin conocimiento del idioma y sin una red que le garantizara el apoyo y la estabilidad que había dejado en Brasil), encontró a personas que le ayudaron y le dieron el impulso necesario para que consiguiera lo que, con el tiempo y altas dosis de tesón, ha llegado a ser.

De naturaleza indómita

Mucho de lo vivido por Monique Briones hasta que alcanzó su sueño, ser paisajista, queda reflejado en su libro 'De naturaleza indómita', publicado por la editorial Urano. Es un libro breve (218 páginas), compuesto por capítulos breves, cada uno de los cuales lleva por título el nombre de una flor o una planta, cuya imagen aparece también en una ilustración al principio de cada capítulo. Esa planta la encontramos, más tarde, dentro del relato, porque estuvo presente y relacionada con ese momento concreto de la vida de la autora, o porque su forma, su color o su naturaleza evocan un recuerdo, un sentimiento, una idea o una lección aprendida.

Es un libro sencillo, sin pretensiones, de lectura fácil y rápida, pero con un mensaje profundo y entrañable, que te hace pensar. No es un libro de paisajismo pero, en el fondo, sí lo es. Porque, cuando lo lees, aprendes sobre la vida de las plantas, y porque te hace amar la botánica y la naturaleza en general.

Un camino de espinas

Lo normal es encontrar libros autobiográficos al final de una vida larga fructífera. En el caso de Monique Briones no es así, sencillamente porque es muy joven y, probablemente, podrá escribir otros libros con las experiencias que vaya atesorando de aquí en adelante. Pero sí es cierto que sus vivencias más duras y terribles se concentran en sus primeros veinticinco o treinta años. Por eso el libro tiene todo el sentido. Si Monique fuera una planta, ahora estarían empezando a brotar las flores al final de un tallo repleto de espinas, sostenido por profundas raíces. Todavía le quedan muchas floraciones, pero el tallo está ahí, elevando la belleza y advirtiendo al mismo tiempo.

Monique es hija de un español que emigró con sus padres a Brasil en los años sesenta del pasado siglo. Es la segunda de cuatro hermanas que, según cuenta en el libro, sintieron el rechazo materno, sobre todo a partir del último parto, muy complicado y peligroso, algo que ha sabido comprender con los años, y que la ha llevado a reconciliarse con su madre. Sus abuelos paternos, especialmente su abuela, le transmitieron el amor por la jardinería, que ya sentía desde muy pequeña. De hecho, siempre andaba buscando jardines que construir o reformar, y sus escasos ahorros mensuales los destinaba a comprarse una revista sobre paisajismo en la que empezó a aprender y descubrir ese mundo que tanto le apasionaba.

Todo eso aparece perfectamente explicado en las páginas de "De naturaleza indómita', donde La Paisajista nos va mostrando los momentos concretos en los que brotaba cada una de esas espinas de su tallo: el acoso y las agresiones que sufrió en la escuela, e incluso en la Universidad; la violencia en las calles de Sao Paulo, con atracos en su casa o en la tienda de su padre, en los que llegó a temer por su vida; el rechazo de los suyos cuando decidió separarse de la religión que practicaba su familia; los engaños y la malicia de la que hicieron gala algunos de sus primeros clientes o empresarios, aprovechándose de su inocencia o abusando de su confianza; el distanciamiento de su país y de su gente, y el viaje a otro territorio sin conocer siquiera el idioma... Espina, tras espina, tras espina.

Dice Monique Briones que tiene mal carácter, pero es muy probable que, de ser cierto, no sea más que la respuesta de autoprotección de una planta que ha sufrido tanto ataque externo durante su crecimiento.

La planta florece

A pesar de todas esas heridas, 'De naturaleza indómita' no es un relato autocompasivo. Al contrario: sus páginas derrochan mensajes positivos y una visión de la vida que es imposible no compartir. Y, aunque es inevitable que fluya cierta saudade (esa nostalgia o añoranza que sólo la palabra portuguesa puede expresar con todos sus matices), el final del camino, hasta este momento, es feliz para Monique Briones, sin intención alguna de hacer spoiler del final del libro.

Con una empresa de paisajismo en la que Monique se dedica a desarrollar su gran pasión, con un programa de televisión en el canal DeCasa donde nos lo muestra, y con una colaboración periódica en una prestigiosa revista brasileña, La Paisajista ha conseguido su objetivo de vida. Aunque, como toda planta, tiene madera (una expresión española que le encanta) para seguir floreciendo. Y cuando la conoces, te das cuenta de que no sólo compartirías con ella tu jardín, sino también un café y una charla tranquila entre las plantas, las flores y los árboles, a los que ella tanto ama.

Carlos Cala

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...

 
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