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Cómo era San Isidro y cuál fue la causa de su muerte

El santo patrón de Madrid pudo morir por una grave infección bucal, según un estudio forense que se acaba de conocer

Presentación de la reconstrucción facial del patrón de Madrid, San Isidro. / SERGIO PEREZ EFE

Madrid

Un estudio antropológico y forense realizado por un equipo de investigadoras de la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con el Arzobispado madrileño, ha desvelado que San Isidro pudo morir entre los 35 y los 45 años de edad, debido a una grave infección en la boca.

La coordinadora del informe, Patricia Moya, ha asegurado, en Hoy por Hoy Madrid, que esta afección ha quedado "marcada en los huesos. Tanto en el maxilar como en la mandíbula hemos podido ver señales de destrucción de hueso, en la zona de una muela del juicio, de dos premolares y de un colmillo, en los que tiene abscesos provocados por una infección".

El estudio ha permitido, incluso, realizar un retrato-robot con la apariencia que pudo tener San Isidro, y comprobar que sus rasgos coinciden más con los del norte de África que con la raza caucásica y piel clara. También ha confirmado que el patrón de Madrid tuvo una estatura más elevada de lo que era normal para los habitantes de la zona en el siglo XII situándose, en su caso, entre los 167 y los 186 centímetros de altura.

UCM / Archimadrid

Una moneda en la garganta

El cuerpo de San Isidro fue transportado desde la Colegiata situada en la calle de Toledo, en Madrid, donde se custodian sus restos, hasta la Clínica de la Concepción, de la Fundación Jiménez Díaz, donde se le sometió a una serie de pruebas y aun escáner. Para ello, tuvo que ser trasladado de su urna de plata a un féretro moderno, ya que el escáner no funciona con piezas metálicas.

Al realizar el estudio, se ha encontrado una moneda alojada en su garganta. La pieza reproduce la silueta de un león rampante enmarcado en un rombo. Un estudio numismático ha permitido atribuir la moneda al rey Enrique IV de Castilla, hermano de Isabel la Católica, y a la que disputó el trono. Patricia Moya no ha sabido explicar cómo llegó esa pieza hasta la garganta de San Isidro. "Alguien la debió meter ahí. No sabemos quién ni por qué. Eso se lo dejamos a los estudiosos de la historia. Igual le querían pedir un favor al santo, un milagro, mostrarle su agradecimiento... No sabemos si fue el propio rey Enrique IV quien metió su moneda, o si fue otra persona".

En breve, el Arzobispado de Madrid tiene previsto publicar el informe completo de este estudio en su página web, y más adelante se conocerán los detalles desde el punto de vista médico.

Carlos Cala

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...

 
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