Sociedad

Puerta abierta a la confusión con el decreto de ahorro energético del Gobierno central

En las zonas más céntricas de Madrid, la mayoría de locales no tienen puertas, ni automáticas ni manuales. En barrios como Malasaña o Ibiza, muchos pequeños comerciantes tienen dudas sobre cómo lo tienen que aplicar

Una mujer regulando el termostato de su local en Madrid / FERNANDO ALVARADO EFE

Madrid

Ya ha entrado en vigor la obligatoriedad de que todos los locales con salida a la calle cuenten con una puerta que permita mantenerlos cerrados cuando esté encendida la calefacción o el aire acondicionado. Así lo recoge el decreto de ahorro energético del Gobierno, aprobado el pasado 1 de agosto. Con él, tiendas, bares, restaurantes o instituciones públicas que cuenten con climatización deberían haberse despedido de las puertas abiertas a la calle.

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Sin embargo, con un paseo por las calles comerciales de la capital se puede comprobar que la vigencia del decreto tiene más de mediático que de real. En la Gran Vía, por ejemplo, los locales de grandes firmas han abierto hoy sin cambios: aquellos que tenían puertas automáticas continúan con ellas y los que tenían puertas manuales han permanecido toda la jornada con ellas abiertas; amén de aquellos que, como Primark y su enorme acceso, no tienen ningún sistema que permita cerrar el edificio cuando esté encendida la climatización.

Desde Gran Vía avanzamos hacia los barrios de Maravillas y Malasaña. Allí, la distribución y la estructura de los locales es muy diferente. La mayoría son comercios o bares de tamaño mucho más reducido, con puertas de madera o de cristal cuya apertura se hace de forma manual, empujando o tirando. Entramos en varios de ellos y hablamos con sus propietarios y, a pesar de que ninguno de ellos conocía que hoy entraba en vigor el decreto, la inmensa mayoría se muestran a favor. Unos, porque entienden y comparten la necesidad de cuidar el medio ambiente. Otros, porque, tal y como nos han dicho, son ellos a quienes más les interesa ahorrar en luz y en gas. Pero a pesar de esta postura mayoritariamente favorable, muchos propietarios tienen dudas: ¿es obligatorio que las puertas sean automáticas? ¿tengo que tenerlas cerradas todo el día, aunque no tenga puesta la calefacción o el aire acondicionado? Si no tengo escaparate, ¿tengo que acristalar mi comercio?

La situación en el barrio de Ibiza, junto al Retiro, no es muy distinta. Los comerciantes de esta zona de Madrid comparten las dudas con los de Malasaña y Maravillas. La postura de los propietarios es aquí, sin embargo, más contraria al decreto. No entienden por qué hay que mantener las puertas cerradas precisamente cuando se acerca el invierno y, por tanto, es esperable una mayor incidencia de la gripe o la COVID. Además, varios de ellos apuntan a que las puertas cerradas pueden hacer creer a muchos clientes que su negocio está cerrado: "una puerta cerrada, en un comercio, es un obstáculo", reconoce uno de ellos.

 
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