"Sacrificas vida personal, profesional y familiar, y renuncias a ti misma": la dificultad de ser mujer y política

Aranda de Duero

Compatibilizar vida profesional y personal con la política requiere de una serie de renuncias para las mujeres que no se le presentan a un hombre. Es la síntesis de un entrañable espacio de charla que este miércoles hemos mantenido en la SER junto a Cristina Valderas y Vanesa González, ediles de PP e IU del Ayuntamiento de Aranda de Duero, que hoy nos han visitado en una faceta muy personal para contar su historia y experiencia en un mundo en el que la paridad de género está lejos de ser alcanzada. Y es que la complejidad para conciliar es aún mayor para las mujeres, ya que siguen dedicando más tiempo que los hombres a las tareas del hogar o los cuidados familiares, además de la exigencia de que resuelvan compatibilizar su faceta como políticas con la de madres, a mayores de la parte profesional. Todo esto hace que entrar y mantenerse en el mundillo sea muy difícil para ellas.

Los sacrificios de ser madres y políticas

"Intentamos poder coger todos los papeles que la vida nos pone delante, pero vemos que no tenemos suficientes manos para hacer todo bien; tenemos que dejar algo de lado. En nuestro ADN está asumir esa responsabilidad y el vértigo que tienes al principio, y nosotras nos admiramos mutuamente, porque alguna faceta hemos tenido que dejarla de lado", explican ambas. "Al principio cuando te ofrecen un cargo piensas en un no. El primer paso es un trabajo personal, de pasar muchos nervios, y pensar en ocupar un cargo de mucha responsabilidad. Y lo primero que tenemos que hacer las mujeres es creer que es nuestro sitio. Dije que sí por compromiso con mi ciudad, porque la quiero mucho, y la sensación que podía aportar mucho y dar un futuro a mi hijo. Me hizo dudar el tiempo que iba a perder con los míos", relata González, que 'deja' ahora la política. "Es una decisión familiar. Mi hijo y mi pareja son parte fundamental en mi vida. Y aunque he estado en la oposición, he intentado ir a todas las comisiones, trabajar y aportar. Y doy un paso al lado porque la política necesita un tiempo y una vida de la que no dispongo", explica.

Valderas empezó hace 12 años en política cuando sus hijos eran pequeños. "Yo no me lo pensé tanto porque el reto me parecía atractivo y me parecía interesante trabajar en el ámbito social. Pero después de cuatro años, en la oposición y quizá algo más cómodo aunque con un trabajo igual que hacer, tuve que dejarlo por motivos familiares. Tenía dos niños pequeños, y el tiempo te lo quitas de tu descanso, de los hijos, la pareja, que llegues por la noche y ya estén acostados... Esos fines de semana con responsabilidades... Todo pesa, y decides tomar un punto y seguido, pero para más adelante", refleja. "Una tiene la sensación de mala madre, de que no llegas a todo y que no lo estás haciendo bien, dejando ahí algo importante que no eres tú misma, sino de alguien que depende de ti. Eso genera tensiones, discusiones, y esa sensación de un compromiso. Por eso lo dejé, teniendo en cuenta de que cuando tuviera ese tiempo de nuevo volvería a comprometerme, y así lo hice", añade.

Cómo eran sus largas jornadas

Vanesa relata cómo era, por ejemplo, un lunes de su vida en estos últimos meses. "En gran parte mi pareja podía llevar a mi hijo al colegio; yo empezaba desayunando a las siete de la mañana para irme a trabajar. Muchos lunes había comisiones de obras a las que iba, y duraban hora y media o dos, pero a mayores estaba mi trabajo, que lo tenía que sacar adelante igual. Por las tardes me preparaba la semana, tenía reuniones en la sede donde se exponían los temas y me los trataba de llevar estudiados, y llegaba a casa a las 21-21.30 horas. Pero días así no veía a mi hijo. Llegar tarde era algo habitual", asevera.

La de Cristina también empezaba pronto. "Organizas desde primera hora. Desde las seis de la mañana, todos los días. Madrugas, las comisiones las preparas pronto. Y es clave contar con alguien que pueda llevar al colegio a tus hijos. Y luego pasar por la concejalía, hablar con los compañeros, regresar corriendo al trabajo, terminar con reuniones, seguir en el trabajo, y llegar días a las 22 horas. Y luego los actos o actividades que se requiere tu presencia y en las que tienes que participar", dice.

No solo se pierde, también se aprende

Ante la pregunta de si compensa tanto esfuerzo responden que "sí", porque "al final eres tú quien ha decidido estar ahí, para hacer cambios o para mejorar la vida de tus vecinos". "También aprendes de verdad, de urbanismo, presupuestos... Hemos aprovechado para aprender, pero sobre todo a nivel personal, a defender ideas... Nos ha dado el valor de ver que somos personas capaces, y trabajadoras", añaden.

Diferencias

A los hombres se le plantean menos cosas que a las mujeres. "Tenemos que 'aguantar' comentarios que se hacen sin malicia, pero que al final son una carga para nosotras. Y luego en el día a día, "a ellos además les ves más seguros, y tú t generas presión; se da por hecho que ellos tienen que estar ahí", pero "compensa aportar tu granito a esta ciudad para que mejore", aunque "se pasen nervios". Creen que pueden aspirar a retos mayores en política, aunque eso suponga un mayor sacrificio. "Pero a veces son los momentos los que dicen cuándo dar esos pasos. La mujer puede ser lo que quiera, somos muy válidas, aunque la sociedad nos lo ponga complicado. Si tienes capacidad y valía tienes que hacerlo, alguien tiene que dar el paso, pelear, y estar ahí", sentencian.

La charla puede reproducirse al completo en el audio superior.