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Política

El Papa Francisco nombra obispo de Ávila al sacerdote Jesús Rico, de 68 años

La ordenación episcopal se celebrará el 15 de julio

Jesús Rico García, en su primera intervención pública tras ser nombrado obispo de Ávila. Junto a él está Jesús García Burillo, obispo emérito / Cadena SER

Ávila

A las doce del mediodía La Santa Sede hacía público que el Papa Francisco ha nombrado al sacerdote Jesús Rico García como nuevo obispo de la diócesis de Ávila, que estaba vacante desde el traslado de José María Gil Tamayo a Granada el pasado 5 de octubre de 2022.

Jesús Rico nació en Montemayor de Pililla (Valladolid) el 15 de octubre de 1954. Cursóestudios filosófico-teológicos en la Universidad Pontificia de Salamanca. Fue ordenado sacerdote en 1979. Desde 2020 era rector del Pontificio Colegio Español de San José en Roma.

Hoy se ha reunido ya con el consejo consultivo de la diócesis, y ha hecho sus primeras declaraciones públicas como obispo electo. Ha explicado que el nombramiento, que conoció a principios de mayo, le pilló por sorpresa. "Así se lo dije al prefecto de la Congregación de Obispos. Le dije, oiga señor obispo, que tengo 68 años...No importa, me dijo, ya lo hemos hablado. Y me vinieron a la cabeza las palabras de Santa Teresa que son un himno que cantamos los sacerdotes en la hora intermedia: Nada te turbe, nada te espante. Sinceramente, me dio paz y sosiego"

La ordenación episcopal será el próximo 15 de julio.

Esta mañana ha dirigido su primer saludo a la diócesis. Esta es la transcripción:

En primer lugar, un saludo muy cordial a todos y cada uno de los fieles de esta entrañable Iglesia en Ávila.

Saludo de manera particular a D. Jesús García Burillo, actual Administrador Diocesano y durante tantos años pastor de esta Iglesia. Vaya, también mi saludo para D. Antonio Cañizares y D. Adolfo González, que fueron pastores de esta diócesis, y D. José María Gil Tamayo, mi predecesor. Cómo no recordar a D. Ricardo Blázquez, mi profesor de eclesiología en Salamanca y D. Carlos López. Saludo también a los sacerdotes con los que formaré en fraternidad un único presbiterio, a la comunidad del Seminario, comunidades parroquiales, comunidades religiosas, movimientos apostólicos, cofradías, asociaciones educativas. Un abrazo a todos.

Quiero saludar también de un modo especial y con respeto a las distintas autoridades e instituciones civiles, militares, académicas y judiciales de la ciudad y de cada uno de nuestros pueblos y provincia, ofreciéndoles mi colaboración en todo lo que sirva para el bien común, en aras de una sociedad más justa y fraterna.

Hoy, día 29, se hace público mi nombramiento como Pastor de esta Iglesia. Cuando hace 20 días, el Prefecto del Dicasterio de Obispos, me comunicaba que el Papa me había nombrado obispo de Ávila, en medio de la sorpresa y el temblor, me vinieron a la memoria las palabras de Santa Teresa: “Nada te turbe, nada te espante…Solo Dios basta”. Os confieso que asumí esta encomienda pastoral con paz y serenidad, pues, como decía San Pablo: “Sé de quién me he fiado” (2Tim 1,12). Agradezco al Santo Padre que haya puesto en mí su confianza para desempeñar este importante y delicado ministerio.

“Ávila tierra de santos y de cantos”, dice el dicho. Quiero hacer memoria agradecida al Señor por tantos testigos que han salido de esta tierra y ayudaron a una auténtica reforma de la Iglesia. San Segundo patrono de la diócesis, los mártires Vicente, Sabina y Cristeta, que dieron su vida poco antes de la Pax Constantiniana, Santa Teresa de Jesús, San Pedro de Alcántara, San Juan de la Cruz, San Pedro Bautista, … La renovación de la Iglesia, su futuro, como hace años nos decía el teólogo J. Ratzinger, futuro Benedicto XVI, “sólo vendrá también hoy, de la fuerza de aquellos que tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de la fe”. Hoy como ayer, necesitamos no tanto líderes cuanto testigos, personas que remitan a Cristo, no a sí mismos. En la Iglesia, como hace unos días manifestaba el Papa a un grupo de peregrinos, “lo que se testimonia es más importante que lo que se predica”.

Necesitamos sentirnos Pueblo de Dios, caminar juntos, como Comunidad-Iglesia, compartiendo los carismas y ministerios. Esta es la sinodalidad a la que estamos convocados. Ojalá, sepamos escucharnos y apoyarnos unos a otros en nuestro camino de fe, sin que nadie quede atrás o al margen. El obispo, como repite el Papa, unas veces tendrá que ir delante abriendo camino, otras al lado, apoyando y animando y, otras, sosteniendo a los que tropiezan y caen. Siempre con la confianza de que el Señor es el protagonista de la misión. A nosotros nos toca sembrar, salir sin miedo al encuentro del hombre con la Buena Noticia, fuente de plenitud y felicidad.

No quiero terminar sin expresar mi agradecimiento a mi familia. De mis padres recibí la fe y su ejemplo me estimuló a ir creciendo en el seguimiento del Señor. De mi querida parroquia de Montemayor de Pililla salí para el Seminario Menor de Valladolid, mi diócesis, del que tengo un

excelente recuerdo. Gracias a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Ella ha sido mi segunda familia donde he aprendido a ser cura, viviendo mi ministerio en fraternidad y sintiéndome animado y apoyado en todo momento y, finalmente, un recuerdo agradecido a las personas que me han ayudado a crecer como sacerdote en los distintos lugares donde, durante estos cuarenta y tres años, he ejercido el ministerio.

Hoy celebramos la memoria de la Virgen María, Madre de la Iglesia, en nuestra tierra bajo la advocación de Sonsoles y Virgen de la Soterraña. Bajo su intercesión pongo mi ministerio y a toda la querida diócesis. De ella escuchamos como aquellos invitados de Caná: “Haced lo que Él os diga”.

María Ángeles Hernández

María Ángeles Hernández

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Es redactora en SER Ávila desde 1994....

 
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