Sociedad

Encuesta de la OCU: Ávila, la peor ciudad en la gestión de residuos de Castilla y León

Ocupa el puesto 43 entre las 69 ciudades en las que la Organización de Consumidores y Usuarios ha realizado la encuesta

Contenedores de basura en una calle de Ávila / M.A.Hernández

La ciudad de Ávila es la peor situada de Castilla y León en la encuesta de satisfacción sobre la recogida de residuos publicada este miércoles por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que toma como referencia los servicios desplegados en 69 ciudades españolas. Obtiene 54 puntos, uno por debajo de la ciudad de León.

A nivel nacional esa puntuación coloca a la capital abulense por debajo de la media, en el puesto cuadragésimo tercero. Ha mejorado en once puestos la clasificación que se elaboró en 2019, último año en el que la OCU realizó este mismo estudio.

En la comunidad la mayor puntuación la obtiene Valladolid, ciudad que ocupa el séptimo lugar a nivel nacional, con un nivel de satisfacción global de 69 puntos.

En cuanto al resto de las ciudades de Castilla y León siguen a Valladolid, en el decimotercer puesto Soria (66 puntos), la misma puntuación que Segovia (decimocuarta y 66 puntos), Burgos (decimosexta y 65 puntos), Palencia (decimonovena y 63 puntos), Salamanca (vigésima y 63 puntos), Zamora (vigésimoctava y 59 puntos), y León (trigésimo novena y 55 puntos).

A nivel nacional, las ciudades de Oviedo, Vigo y Bilbao son las que mejor gestionan sus residuos, mientras que otras reciben un claro suspenso de sus vecinos, como Las Palmas de Gran Canaria, Palma, Sevilla, Jerez, Alicante, San Sebastián de los Reyes y Leganés.

Además de los vecinos de Oviedo, Vigo y Bilbao, están especialmente satisfechos con la gestión municipal de sus residuos urbanos, los de Getxo, Pamplona y Albacete.

Esas son algunas de las conclusiones de la encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 6.863 residentes de 69 ciudades, cuya satisfacción ha mejorado ligeramente respecto a la misma encuesta realizada en 2019, aunque los resultados siguen siendo mediocres en tres de cada cinco ciudades.

La encuesta recoge la satisfacción de los vecinos con la información recibida por sus ayuntamientos y la gestión de la basura diaria y la recogida de envases ligeros, papel y cartón, vidrio, residuos orgánicos y aceites vegetales.

Las peores valoraciones se dan respecto a la gestión del aceite doméstico, especialmente en Palma, Sevilla, Cartagena, Córdoba, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. Es más, muchos de los vecinos de esta última localidad ni siquiera sabían que hubiera puntos de recogida en su ciudad.

La información deficiente es otra constante en muchos ayuntamientos, no solo en Las Palmas, también es muy preocupante en Santa Cruz de Tenerife, Cuenca, Jerez y Leganés, según se constata en la encuesta.

También hay un concepto que lastra las valoraciones y es la distancia al contenedor de envases, de papel o de vidrio ya que en la mitad de las ciudades se encuentra de media a más de un minuto de paseo desde el portal.

En Toledo, por ejemplo, hay que andar cerca de dos minutos para deshacerse de la mayoría de los desperdicios, el mismo tiempo que se necesita en San Sebastián de los Reyes para arrojar el papel y el vidrio o en Cádiz para los envases.

La geografía es un factor que condiciona la recogida y también la dificultan otros aspectos como los estrechos callejones de los cascos antiguos, y luego está el hecho de que haya vecinos más implicados y concienciados que otros.

No obstante, hay sistemas con especial éxito para OCU, como el de Oviedo, donde los contenedores se acercan durante un determinado horario de rotación a las puertas de las viviendas para su recogida.

Lo que está claro es que la recogida separada de basura orgánica es otra asignatura pendiente porque, aunque es obligatoria en poblaciones de más de 5.000 habitantes desde junio del año pasado, sigue sin implementarse en una de cada tres ciudades seleccionadas, según sostiene la organización.

Por todo ello, OCU aboga por un nuevo modelo que valore la cercanía de los contenedores y la recogida conjunta de todos los plásticos, sean o no envases (como un juguete por ejemplo) para facilitar la organización de los residuos en el hogar.

Y considera necesario también evolucionar hacia un modelo que incentive la reutilización de envases y la economía circular, como el sistema de reembolso por la devolución de latas y botellas de plástico, ya implantado en muchos países europeos.

 
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