TBO

Llevaba un servidor un tiempo mustió y desganado, cabizbajo y meditabundo, sobre donde colocar su voto en la fiesta democrática del 28 de mayo. Quizás debido a que las chirimías incesantes anunciando el Edén, los juegos artificiales reviviendo las mismas promesas y proyectos de hace 20 años, o a la natural indolencia de quien esto escribe, vaya usted a saber, lo cierto es que no encontraba yo la candidatura ideal, el sobre sagrado donde depositar mis sueños republicanos.

Pero hete aquí que me llega por las redes sociales la epifanía una candidatura a la altura de mi exigencia. TBO se llama, sigla genial de Trabadelo Bierzo Oeste, agrupación de lectores del citado municipio capitaneados por el Gran Eduardo Silva Bafaluy, antiguo amigo y camarada en los tiempos en que aun se podía soñar sin mancharse de miserias, luchador ejemplar , paradigma del compromiso y de la bonhomía.

Tienen los citados un curriculum glorioso en la oposición a los macroparques de renovables en su tierra, y conscientes de cómo está el patio de deudas y caciques, advierten de que ellos no salen a ganar , sino a vigilar . De momento, tienen la solvencia de quien solo trabaja el bien común, sin nómina ni carguitos, de quien propone soluciones viables como la creación de comunidades energéticas o la creación de una economía real y respetuosa con el medio, aprovechando las posibilidades del Camino de Santiago o los recursos propios como la explotación aurífera romana de Os Cáscaros o la castaña de pared, situando la transparencia como pilar de la gestión pública y la participación de los vecinos a través de los concejos.

Así que llevo un rato al volante, salivando y feliz, cruzando el manzanal, camino a esa tierra prometida y hermana, para empadronarme y poder consumar donde realmente le apetece a uno, y no dónde le dejan o le fuerzan.