Qué vienen los rojos

León

El arrimo a las calendas electorales de mayo promete grandes tardes de cine y palomitas. Ya se sabe que en la guerra y en el amor vale todo, y en estas fechas tan señaladas de la fiesta de la democracia los disparates se multiplican, las promesas no admiten tasa y la mentira se convierte en columna vertebral del discurso político, que deviene así en antipolítico. Todo vale. Nadie pide cuentas ni pone cordura a esta lluvia de trampantojos porque hace tiempo que la república se inventa desde las vísceras de lo sentimental y no desde la enciclopedia de la razón.

Y en medio de este carnaval , emerge con apolínea fuerza la figura de Margueritte Towers,que se ha arrancado con un fantástico: La ciudad de León tiene un mal gobierno socialcomunista. Chúpate Ayuso. Ya llevaba un servidor varios meses coligiendo que los bolcheviques se estaban haciendo con la ciudad. Tanta nacionalización, tanta persecución cristiana y tanta coz sin martillo no podía ser casual. Desde aquí te lo digo, camarada Diez, te has pasado mucho. Este asalto al Palacio de Invierno de Ordoño II es mu feo, mu ateo y mu revanchista.

Este derrape neuronal es propio de quien se ha metido unos chupitos de orujo en el Santo Grial, por aquello de maridar los mandamientos cazurros de nuestro padre Genarín con la teología más imaginativa. Una cosa loca, loca, que nos habla de la transformación de la gran Marga, que diría el padre Mañuequis, en la divina Margayuso, que tantas tardes de gloria ha de regalarnos desde aquí hasta el mes de las flores. Atentos, que se viene un reino de comunismo free, y con las terrazas petadas de libertad. Alcalde, felón, ríndete , que tenemos la casa rodeada.