Torres más altas

León

Tras los estragos navideños y las cartas devueltas por los reyes mágicos de Oriente, Enero impone la tristeza de lo cotidiano, el regreso a la realidad gris de las semanas eternas , la lluvia en los zapatos y el recorte en las prestaciones de la barra del bar y el surtidor de la gasolinera.

Solo el horizonte de las justas municipales en Mayo, con su carrusel de promesas sin fondos y de abrazos en el Rastro, ilumina la ensoñación de un futuro con temperaturas más placenteras.

Aunque en la capital del reino, para qué vamos a engañarnos, todos las señales y los augures apuntan a una victoria contundente del titular de la plaza, el Mestre Diez, al que nadie podrá negar que ha sido la cabeza más brillante que ha pasado por la alcaldía legionaria.

A expensas de saber si los muchachos de la UPL revalidan los resultados de las últimas generales, la única incógnita por desvelar es si el regreso de Marguerite Towers, con la ayuda del cáliz bendito, claro, conseguirá mejorar los números del gran Antonio, alias el risitas, quien vive desde hace unos años en el cálido y descansado retiro del Senado.

No lo tiene fácil: lleva años desaparecida en la oposición municipal, representa a un partido que gobierna la Yunta desde los tiempos de los comuneros y que ha participado tenazmente en el entierro provincial y además tiene a los amigos de Abascal mordiéndole los tobillos por la derecha extrema.

Aunque nunca se sabe, y quizás la intercesión del Santo Grial y la propia Urraca nos traerán una aparición milagrosa que coloque a Santa Margarita en el altar de Ordoño II. Sería una sorpresa del copón, nunca mejor dicho. Sobre todo para los suyos.